Jueves, 25 Abril 2024
Reportajes

Apasionados del blanco y negro

Alexander Payne ha apostado por el blanco y negro para su nueva película, Nebraska. Dice que son los tonos apropiados a la vida de sus personajes. Por conveniencia con sus historias o por cualquier otro motivo muchos otros han despreciado también el color en estos últimos años. Spielberg lo hizo hace ya tiempo con La lista de Schlinder y Tim Burton lo hace en alguna de sus películas (Frankeweenie, Ed Wood).

Kevin Smith debutó en blanco y negro con Clerks (1994), una divertida comedia de dos jóvenes dependientes. Jim Jarmusch ha rodado mucho en blanco y negro (lo más reciente, su largo de Coffee & Cigarettes, 2003). Hace poco, con poca diferencia en el tiempo coincidieron en los cines dos películas –muy celebradas ambas- en blanco y negro y mudas. Una de ellas, The Artist, se llevó el Oscar, la otra, Blancanieves, ganó el Goya. Joss Whedon ha estrenado muy recientemente en España una adaptación al cine de Mucho ruido y pocas nueces, de Shakespeare, para la que también apostó por el blanco y negro. Una decisión que unas veces puede entenderse más que otras. En el caso de Michael Haneke, que  escogió esta opción con La cinta blanca, no hay nada que entender, la inteligencia del cineasta es evidente y la elección, la mejor. Dentro de unas semanas, a finales del mes de marzo, llegará otra película rodada también en blanco y negro, Ida, una impresionante historia que ha ganado el máximo galardón en Londres y Gijón, y el premio FIPRESCI de la crítica internacional en Toronto.

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