‘UTOYA, 22 DE JULIO’ / Erik Poppe relata los atentados del 22 de julio de 2011 en la isla noruega de Utoya y lo hace en el mismo tiempo en que tuvieron lugar los asesinatos. www.cinesrenoir.com

Revelando el horror y la sorpresa de los jóvenes que celebraban el 22 de julio de 2011 una reunión del Partido Socialdemócrata, el cineasta Erik Poppe refleja las sensaciones que se vivieron en Noruega y en todo el mundo ante los asesinatos ocurrido aquel día, obra de un ultraderechista que poco antes había puesto un coche bomba en Oslo para desviar la atención.

Quitó la vida a 77 personas en el que ya es, desgraciadamente, el mayor atentado de aquel país. Ante ello, Poppe decidió que era necesario contar la historia y dar la voz a las víctimas, silenciado al hombre que cometió tal barbarie. Un punto de vista de la cámara que es una declaración de intenciones y una forma de denunciar la máxima atención que los medios de comunicación conceden a terroristas de todo el mundo.

“Sentí que era necesario volver con las víctimas y sus familiares y amigos y entender adecuadamente estos crímenes”

22 de julio de 2011, más de 500 jóvenes reunidos en un campamento de verano dedicado a estudios políticos en una isla cercana a Oslo fueron atacados por un hombre armado de extrema derecha. Ese mismo día, unas horas antes había hecho explotar una bomba en un edificio gubernamental, antes de dirigirse a la isla Utøya. En esta primera película ficticia sobre el ataque, conoceremos a Kaja (18 años) y a sus amigos en su minuto a minuto mientras tratan de sobrevivir a la peor pesadilla de sus vidas.

La película, que narra los hechos en el tiempo real en que sucedieron –la policía tardó demasiado tiempo en acudir a la isla en defensa de los jóvenes-, está rodada sobre un guion de Siv Rajendram y Anna BacheWiig. La joven actriz Andrea Bertzen es la protagonista del relato, en el que soporta la cámara acompañándola escena tras escena.

“En Europa ahora, la aversión a los extranjeros, el escepticismo contra los demás y el temor al terrorismo están aumentando”

“Bravek, el autor del atentado terrorista del 22 de julio, después de su arresto, dirigió la atención de los medios hacia sí mismo. Los motivos del crimen fueron la insatisfacción con el sistema, pero en realidad lo pagaron unos jóvenes idealistas y sus familias. Sentí que era necesario volver con las víctimas y sus familiares y amigos y entender adecuadamente los crímenes de Bravek”, dice Poppe.

“En Europa ahora, la aversión a los extranjeros, el escepticismo contra los demás y el temor al terrorismo están aumentando –continúa-. Es importante considerar cómo cada uno de nosotros lidiará con esta situación. Y puede ser necesario que abramos nuestro corazón, confiemos en los compañeros y tengamos la esperanza de un futuro común”.