Martes, 23 Abril 2024
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'El páramo' / Terror, entre la niebla más espesa

Jaime Osorio Márquez debuta con esta película, cine bélico que se va transformando en género de terror.

El miedo es un poderosísimo motor de una fuerza colosal, especialmente cuando se trata de un temor impreciso, que no se puede identificar. Entonces, lo que comienza como simple aprensión, como un pequeño recelo, se va transformando poco a poco hasta que aparece el pavor, y con éste la paranoia, y en los límites de ésta, la sinrazón humana y los instintos primitivos del hombre. Así es la evolución de los personajes de El páramo, ‘opera prima’ de Jaime Osorio Márquez, que se mueve en la frontera entre el cine bélico, el de terror y el ‘thriller’ psicológico. Protagonizada por Elkin Córdoba, Nelson Camayo y Sabrina Garciarena, la película –con guion del director junto a Diego Vivanco- presenta a un comando especial de alta montaña compuesto por nueve experimentados soldados encargados de investigar lo sucedido en una base militar en un desolado páramo de Colombia, con la que se ha perdido contacto hace días y que se teme que haya sido blanco de un ataque guerrillero. Cuando llegan a su destino, los militares solo encuentran a una mujer, una campesina encadenada. No saben quién es ni qué ha pasado realmente. A medida que van pasando los días, el aislamiento, la incapacidad de comunicarse con el exterior y la imposibilidad de huir, socavan la integridad y la cordura de los soldados, que empiezan a sospechar de esa mujer. El miedo se apodera de ellos, al tiempo que un oscuro secreto que todos esconden les arrastra hacia un infierno personal. Se convierten en un peligro unos para otros.

Elementos de suspense

El espacio en el que se desarrolla la historia, la base militar perdida en medio de la niebla de ese páramo, se convierte en un personaje más del relato. Su aspecto y los misterios de lo que ocurrió allí provocan temor entre los soldados, que contagian su miedo a los espectadores. Es una sensación que llega después de una presentación que podría atribuirse a una película bélica, “se afirma al principio como un filme de guerra –dice el director-, para sumergir progresivamente al espectador en un inesperado universo fantástico y terrorífico, donde las certezas planteadas inicialmente se desbaratan frente a las dudas sobre la existencia de lo sobrenatural. La situación y los personajes presentados al inicio le son familiares al espectador: un grupo de experimentados soldados que luchan juntos hace bastante tiempo afrontan una nueva misión”.
"Las certezas planteadas inicialmente se desbaratan frente a las dudas sobre la existencia de lo sobrenatural"
“La mayoría de los elementos del suspenso como el encierro y la niebla, están dispuestos abiertamente desde el principio como elementos benévolos pero, en la medida en que el miedo y la paranoia crecen, se convierten en los fundamentos mismos del terror –explica Jaime Osorio-. El cambio de género no se da a partir de un brusco giro dramático sino a la constante acumulación, tanto para los protagonistas como para el espectador, de preguntas sin respuesta y de cabos sueltos que inclinan lentamente la balanza hacia lo irracional”. El terror por lo desconocido se instala entre estos soldados, que ya arrastran su propio infierno, metáfora, al mismo tiempo, de ciertos abusos del ejército colombiano. “El proceso de los personajes no es un cambio sino una constante degradación que termina por exponer libremente lo más oculto y real dentro de cada uno de ellos”, afirma el director y guionista, que asegura que, aunque El páramo es una película coral, “cada uno de los personajes se revela como un ser individual y único”.

Una trampa sin salida

Jaime Osorio Márquez juega con la posibilidad de elementos sobrenaturales, con la sugerencia de mitos del terror y los coloca en un paisaje que se convierte en una trampa sin salida para sus personajes. La niebla espesa y constante y la escasa luz en los interiores provocan un ambiente claustrofóbico y esa sensación de estar viviendo en un espacio del que no hay escapatoria. “A medida que encierra a los personajes espacialmente, los divide unos a otros, haciendo que sus fantasmas personales y sus rencillas mutuas tomen lentamente el paso sobre la cordura y la lucidez. Es a fin de cuentas este encierro no tanto físico sino psicológico el que termina por dar cuenta de la razón de los personajes”.
"Los fantasmas personales de los personajes y sus rencillas mutuas toman lentamente el paso entre cordura y lucidez"
“La niebla, la lluvia, el frío, la escasísima vegetación, y la casi absoluta ausencia de los sonidos de la naturaleza, le confieren a los páramos un carácter no sólo desolado sino que crean una profunda sensación de pérdida de referencias y por lo tanto de reclusión –añade el director-. Esta reclusión toma una fuerza visual y conceptual inusitada en la película, ya que se materializa sencillamente por un espeso manto de niebla a simple vista fácil de franquear. El aislamiento de los personajes, tan utilizado en el cine de horror, no tiene como objetivo en este caso hacer de ellos presas fáciles sino enfrentarlos a sus más profundos temores para que se despojen poco a poco de lo que los hace seres sociales y los convierta en manojos de pasión y crueldad”.   Dirección: Jaime Osorio Márquez. Guion: Jaime Osorio Márquez y Diego Vivanco. Producción: Rhayuela Flms, Sudestada Cine y Alta Producción. Fotografía: Guillermo Nieto. Montaje: Alberto Ponce. Música: Gustavo Pomeranec. Reparto: Elkin Córdoba, Nelson Camayo y Sabrina Garciarena. Distribuidora: Alta Films. Estreno: 11 de enero. www.altafilms.com    

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