Jorge Torregrosa debuta en el largo con Fin, una película apocalíptica, en la que también se estrena en el cine el modelo Andrés Velencoso.

Thriller, con elementos de ciencia ficción y terror, y personajes con conflictos. Así podría definirse la ópera prima de Jorge Torregrossa, que llega a la dirección de largometrajes tras una exitosa carrera en el mundo del corto (Desiré, Verano o los defectos de Andrés,…). Con su debut, el director firma una adaptación al cine de la novela de David Monteagudo, una historia apocalíptica que sirve de metáfora a muchas situaciones de hoy. Un grupo de amigos se reúne, después de varios años sin verse, en una casa en la montaña. A todos les pesa la culpa por un hecho del pasado y todos reaparecen con cierta carga de soledad y amargura. De repente, un incidente extraño les deja completamente aislados, tienen que salir de allí y buscar ayuda. Pero en el camino el grupo se va desintegrando, uno a uno van desapareciendo, el terror se apodera de ellos. Se enfrentan a una aventura que muy pronto comprenden que es definitiva. Con guion de Jorge Guerricaecheverría y Sergio Sánchez, y fotografía de José David Montero, Fin es una película coral protagonizada por Daniel Grao, Clara Lago, Maribel Verdú, Carmen Ruiz, Miquel Fernández, Blanca Romero, Antonio Garrido y el modelo Andrés Velencoso, que debuta aquí.

LA GRAN ILUSION.- Una película apocalíptica, con connotaciones bastante negativas, ¿es lo más apropiado para los tiempos que corren?

JORGE TORREGROSSA.- Bueno es que está contando una cosa que tiene que ver con el fin de los días, y los personajes llevan una carga de soledad, de amargura y de frustraciones. Pero también es optimista porque está diciendo que hay que aprovechar el tiempo, ser felices con lo que tenemos. Hay un lado feo, pero otro más positivo. Algunos personajes, por la situación, se dan cuenta de lo que han tenido y no han valorado.

LGI.- ¿Y la lectura ecologista que encierra?

JT.- Sí, hay una posible lectura ecologista, pero es mucho más: si no eres tan importante, aprovecha el tiempo, no te dejes llevar por la frustración y la amargura, vive en todo momento. Hoy hay mucho de dejarse dominar por lo negativo, no tenemos que pretender ser lo que no somos.

LGI.- ¿Hay cambios sustanciales en la película respecto de la novela?

JT.- La novela tenía un final abierto, sin respuestas, y la gente pedía cuentas. El libro tenía cosas muy cinematográficas y apetecía mucho hacer la adaptación. Había una galería muy rica de personajes y era una novela muy libre y extrema, suponía un gran reto. Había atmósferas sugerentes de suspense, género, pero con ese híbrido para poder hablar de otras cosas. La versión que había escrito Jorge Guerricaechevarría era más hiperrealista, yo quería reforzar el tema aventura y la cuestión alegórica, y en eso trabajé con Sergio Sánchez. Es una historia que está hablando de la muerte, al fin y al cabo. La idea era contestar preguntas que para mí son importantes: quiénes son estas personas, que sufren cierta soledad y amargura…

"Hoy hay mucho de dejarse dominar por lo negativo, no tenemos que pretender ser lo que no somos"

LGI.- ¿Una historia existencial?

JT.- Sí, ¿por qué estamos aquí? ¿qué importancia tiene la gente que te rodea?

LGI.- El final de la película tiene cierta ambigüedad, ¿no pensó que podrían pedirle a usted cuentas también?

JT.- Esto es lo más diferente de la novela, porque aquí sí hay algún tipo de conclusión. A mí me gusta el cine en el que sales pensando en la película y creo que la película ofrece lo suficiente como para llegar al final satisfecho. En los pases con público, la gente tiene muy buena reacción y lo entiende todo. Los productores de la película confiaban en la novela, tampoco querían un final completamente cerrado.

LGI.- Los personajes van desapareciendo, ¿cómo decidieron quién se desvanecería primero?

JT.- Esa es una pregunta que nos tuvimos que hacer. Sus desapariciones tienen que ver con las renuncias de cada uno y con el reconocimiento de soledad y de frustración.

LGI.- Todos llevan la carga de la culpa, ¿intenta con ello una reflexión sobre la responsabilidad colectiva e individual?

JT.- Bueno, esa es la génesis del relato. La responsabilidad personal y colectiva tiene una gran importancia, tiene que ver con la ocultación de las verdades.

"¿Por qué estamos aquí? ¿qué importancia tiene la gente que te rodea?"

LGI.- Es una película de suspense, pero también lo es de personajes, ¿qué le interesaba más a usted?

JT.- Las dos cosas son atractivas. Poder crear una atmósfera de suspense es un regalo, yo disfruto de ello, pero también de los personajes y de los actores. La trama te lleva por un camino en el que no hay demasiado espacio para los matices, pero cada uno de los personajes tiene dimensiones y lo que les ha ocurrido es algo que capta el público.

LGI.- ¿Cómo trabajó la estética de esta fábula?

JT.- El director de fotografía, José David Montero, y yo hemos trabajado mucho juntos. Y ese es un elemento que me gusta mucho para contar las historias. Le hablé de reforzar la belleza de la naturaleza, de una belleza extrema.

LGI.- Hay una intención naturalista, ¿era eso muy importante para usted?

JT.- Sí, era importante que fuera verosímil y naturalista para poder creer la historia. Y quería que la cámara estuviera con los personajes, encima de ellos todo el tiempo.

LGI.- ¿Qué necesitaba de los actores para la película?

JT.- Quería un grupo variopinto que se lo creyera el público. Es una primera película y es una película coral, necesita algunas caras y ahí están Clara Lago y Maribel Verdú. Pero también tenía ganas de trabajar con gente con la que me había encontrado en la tele o que había visto en otros trabajos y en el teatro.

"Quería reforzar la belleza de la naturaleza, darle una belleza extrema"

LGI.- ¿Y Andrés Velencoso?

JT.- Es el elemento más discordante, pero fue una sugerencia de las directoras de casting. En Andrés Velencoso me pareció que había un filón, tiene la capacidad de ‘ser’ delante de una cámara sin ser actor, porque tiene una cosa emocional implícita. Es capaz de jugar, tiene una sensibilidad especial, es humilde y ha tenido una vida intensa, y todo eso se ve, es capaz de enseñarlo.

LGI.- ¿Cómo cree que va a reaccionar el público ante la película?

JT.- Ya hemos tenido pases con público y la película le llega a todo el mundo. Al principio pensaba que por tener acción y aventura era una película para conectar especialmente con público joven, pero me he dado cuenta de que los jóvenes también aprovechan todas las partes dramáticas del filme. Depende de quién seas y de dónde estés, te quedarás con una cosa o con otra. Es género de intriga y de aventura, pero no solo eso. Es una película apocalíptica, pero también es de personajes. Hay varios niveles de lectura más allá de la trama.

LGI.- Es su primera película y ya está a punto de rodar su segundo largometraje, ¿es una excepción en el cine español de hoy?

JT.- Este es un momento muy triste para todos, pero está unido también a grandes alegrías. Los directores españoles siempre estamos en crisis, solo que ahora es más pronunciada. Fin es una película media y quizás estas son las películas que estén en vías de extinción. Da un poco de pavor pensar en lo que va a ocurrir, pero ahora se ven otra vías. Yo me siento un privilegiado, porque estoy preparando ya un nuevo rodaje. De todos modos también hay que decir que se ha instalado un prejuicio contra el cine español. Hay que intentar conquistar al público. Nuestro cine es una referencia fuera de España, es una marca, y eso no se tiene en cuenta. Dirección: Jorge Torregrossa. Guion: Sergio Sánchez y Jorge Guerricaechevarría, sobre la novela de David Monteagudo. Producción: Fernando Bovaira, Enrique Lavigne, Belén Atienza, Mikel Lejarza y Mercedes Gamero. Fotografía: José David Montero. Montaje: Carolina Martínez Urbina. Música: Lucio Godoy. Reparto: Daniel Grao, Clara Lago, Maribel Verdú, Carmen Ruiz, Miquel Fernández, Blanca Romero, Antonio Garrido y Andrés Velencoso. Distribuidora: Sony. Estreno: 23 de noviembre. www.sonypicturesreleasing.es