‘LA NÚMERO UNO’ / La directora Tonie Marshall y la actriz Emmanuelle Devos se alían para retratar las dificultades que encuentra una mujer, una alta ejecutiva, en un mundo de hombres. www.cinesrenoir.com

Emmanuelle Blachey asiste al Foro de Mujeres en Deauville donde la esperan para dar una conferencia. A partir de ahí, se cuenta la historia de esta mujer, la aventura de cómo ha llegado a esa posición y cómo conquistó una meta más alta. La cineastas Tonie Marshall y la actriz Emmanuelle Devos se han aliado para retratar las dificultades con que se encuentran las mujeres ejecutivas en un mundo que está dominado por los hombres.

La película es una defensa de la causa feminista narrada desde la peripecia de esta mujer, una ingeniera súper cualificada que ha conseguido llegar al comité ejecutivo de la importante empresa para la que trabaja, el gigante francés de la energía. Allí, única mujer, ve cómo el resto del equipo aprovecha sus ideas, aunque públicamente las desprecien o desatiendan.

“El espacio abierto a las mujeres se ha ido estrechando y ahora estamos en una fase de regresión muy acusada”

Un club de mujeres, una red de mujeres influyentes, le propone ayuda para conquistar la dirección de una importante empresa que cotiza en bolsa. Esto la convertiría en la primera mujer en ocupar un puesto de tal calibre. Pero en las esferas aún dominadas por los hombres, los obstáculos de tipo profesional y personal se multiplican. La conquista se anunciaba triunfal, pero en realidad se trata de una guerra.

Tonie Marshall disecciona a la perfección las estrategias machistas de los altos ejecutivos franceses, al tiempo que retrata sus comportamientos, con los que habitualmente hacen de menos a las mujeres que tienen alrededor. Emmanuelle Devos, por su parte, está magnífica en ese papel.

“El personaje de Emmanuelle Devos al principio es reticente, pero poco a poco, encuentra su propio camino para abrazar el feminismo”

Suzanne Clément, Richard Berry, Sami Frey y John Lynch completan el reparto de esta película, una elegante denuncia del machismo y una victoria de las mujeres. “Yo vengo de una generación feliz –dice la cineasta-. A los 20 años estaba segura de que nadie me prohibiría hacer nada. Las mujeres ya habían hecho tanto antes que yo y el camino estaba despejado. Sin embargo, desde entonces el espacio abierto a las mujeres se ha ido estrechando y ahora estamos en una fase de regresión muy acusada”.

Su protagonista tiene al principio ciertas reticencias respecto de esas mujeres que la contactan, “pero, poco a poco, encuentra su propio camino para abrazar el feminismo. Cuando, en su discurso final, explica que su madre nunca encontró su lugar en la sociedad, Emmanuelle la integra en la defensa de una causa feminista más amplia. En ese punto, su relación con su madre va más allá del trauma infantil”.