‘LOS MUERTOS NO MUEREN’ / Jim Jarmusch aporta su sello personal y cierta elegancia al género de zombis en esta película, una comedia rodada con algunos de sus actores habituales. www.cinesrenoir.com

“Mientras que los vampiros son criaturas seductoras, los zombis por sí mismos, al ser seres subhumanos, no resultan tan interesantes”, dice Jim Jarmusch que, a pesar de su afirmación, añade: “Sin embargo, toda historia de zombis es en alguna medida una metáfora, porque representa la conformidad humana o alguna otra tendencia; entidades andantes sin alma".

Una declaración que da muchas pistas de cómo es su incursión en el subgénero de cine de zombis. Los muertos no mueren, con la que se inauguró la reciente edición del Festival de Cine de Cannes, es una película de zombis a la que el cineasta ha sabido vestir con su sello personalísimo y a la que otorga de cierta elegancia bastante mordaz.

“Mientras que los vampiros son criaturas seductoras, los zombis por sí mismos, al ser seres subhumanos, no resultan tan interesantes”

Protagonizada por habituales en las películas de Jarmusch, el reparto artístico lo encabezan los conocidos Bill Murray, Adam Drive y Tilda Swinton. Con ellos, se encuentran intérpretes como Chloë Sevigny, Steve Buscemi y el veterano Danny Glover. Todo ello en una historia de lucha por sobrevivir en un mundo invadido por zombis.

La película se desarrolla en una localidad tranquila donde no hay habitualmente sorpresas. Sin embargo, en la apacible localidad de Centerville está pasando algo raro. La luna vigila permanentemente sobre la línea del horizonte, las horas de luz solar se están volviendo impredecibles y los animales han comenzado a comportarse de manera extraña. Nadie sabe por qué.

“En la película los zombis son caníbales que devoran carne y cerebros, pero sin mucha razón de ser más allá de eso"

Los informativos de televisión son desconcertantes y los científicos están preocupados. A pesar de todo, nadie es capaz de prever la mayor y más extraña invasión que pronto comenzará a sacudir Centerville: los muertos ya no están muertos. Se alzan sobre sus tumbas y atacan salvajemente a los vivos para devorarlos; y los lugareños, que hasta el momento creían vivir una vida apacible, se ven obligados a luchar para sobrevivir.

“En nuestra película, los zombis vuelven a los lugares y las cosas que les obsesionaban cuando estaban vivos e intentan aferrarse a lo que más valoraban –dice Jarmusch-. Me intrigaba la idea de humanos reanimados que funcionasen como organismos de voluntad única, caníbales que devoran carne y cerebros, pero sin mucha razón de ser más allá de eso".