Rodada en blanco y negro, la película está ambientada en The Grill, un restaurante para turistas de Nueva York que un viernes cualquiera atienda a más de mil clientes. Un día se produce un robo de dinero de la caja y se empieza a investigar a los trabajadores.

Retrato de la inmigración, de la rutina y deshumanización del trabajo, también es una historia de amor imposible y un cuento que sirve de reflejo de las enormes diferencias y de la realidad que existe en las relaciones entre México y EE.UU. “Los propios personajes reflejan la relación entre México y Estados Unidos: pegados, y separados para siempre. Como dijo Justo Sierra: ‘Lástima de México... tan lejos de Dios, tan cerca de Estados Unidos’”.

La cocina es también una historia que trata de la falta de hogar espiritual. “Aunque se podría caer en la tentación de considerarla únicamente una película sobre la inmigración, el verdadero interés es otro. Aquí, la condición de inmigrante ilegal de los personajes es solo eso: una condición, una circunstancia, un hecho. Pero lo que realmente les cuesta es encontrar un sentido de sí mismos, de comunidad y hermandad, en medio del arduo trabajo”.

El trabajo es el otro tema principal del filme, “la lucha por la supervivencia del alma en medio de la imparable maquinaria del capitalismo global”, en palabras de su director, que menciona a Thoreau cuando dijo: “Yo creo que no hay nada, ni tan siquiera el crimen, más opuesto a la poesía, a la filosofía, a la vida misma, que este incesante trabajar”.