‘EL ORDEN DIVINO’ / Petra Volpe conquistó el Premio del Público en el Festival de Tribeca y el Premio CIMA en Gijón con esta historia del sufragio femenino en Suiza, que no se consiguió hasta 1971. www.cinesrenoir.com

La directora y guionista Petra Volpe recuerda al mundo con esta película que el sufragio femenino no se alcanzó en Suiza, uno de los países más ricos del mundo, hasta el año 1971. El filme cuenta con un equipo mayoritario de mujeres, entre las que están la directora de fotografía Judith Kaufmann y la compositora Anette Focks.

Protagonizada por Marie Leuenberger y con Maximiliam Simonischek, Rachel Brauschweig y Sibyle Brunner en papeles destacados, El orden divino se desarrolla en un pequeño pueblo, muy pintoresco, imagen que el mundo tiene de Suiza. Allí vive Nora, una mujer que cuenta con las simpatías de todo el mundo. Su vida es tranquila y ordenada hasta el día en que su marido la prohíbe que acepte un trabajo a tiempo parcial. Entonces, la frustración de Nora sale a la luz y comienza a interesarse por los derechos de las mujeres.

Nora se convertirá en paradigma del movimiento sufragista en su localidad. Pero todo su esfuerzo arrastrará tras ella mucha humillación y amenazas, además del posible fin de su matrimonio. Nada de todo eso podrá con ella y con otras mujeres que se le han unido para ir a una huelga exigiendo sus derechos.

LA GRAN ILUSIÓN.- ¿Cómo es posible que nadie haya contado antes en el cine esta historia?

PETRA VOLPE.- Creía que me iba a preguntar que cómo es posible que hasta 1971 no se consiguió el voto femenino en Suiza. Todo esto, por desgracia, es típico de la historia de las mujeres. Estaba debajo de la alfombra, nadie lo consideraba importante. A mí no me lo enseñaron en el colegio. La primera vez que se intentó, en 1959, un 60% de los hombres dijo que no. Tardamos otros veinte años en hacerlo. Cuando hubimos conseguido nuestro derecho, nos dio tanta vergüenza que no se hizo mucho ruido. Incluso entonces las mujeres seguían divididas.

“Esta historia estaba debajo de la alfombra, no se consideraba importante, a mí nadie me lo enseñó en el colegio”

LGI.- ¿Hoy se vive una igualdad real en Suiza?

PV.- En Suiza se viva la igualdad como en cualquier parte, con desigualdad. Las mujeres sufren la brecha salarial, las madres con hijos tienen problemas… Aunque después de 1971 cambiaron las cosas, por ejemplo, hasta un poco después las mujeres seguían sin poder trabajar sin el permiso de sus maridos. Hoy ha cambiado, pero no es suficiente. A los hombres del mundo entero les aterroriza pensar que las mujeres conseguirán la igualdad. Sienten que pierden, no se dan cuenta de lo que ganan.

LGI.- Además del hecho histórico, ¿quería contar algo más?

PV.- Sí. Quería mostrar el coraje de las mujeres, el poder de las personas cuando levantan la voz. Y ahora las mujeres necesitamos seguir animándonos.

“En Suiza se viva la igualdad como en cualquier parte, con desigualdad. Las cosas han cambiado, pero no es suficiente”

LGI.- En el cine, como mujer, ¿ha sentido discriminación?

PV.- No. Y hago las películas que yo quiero, pero la industria es muy machista. Las cifras en Hollywood hablan por sí solas, no hay que decir mucho más porque es muy obvio. Con el #MeToo toda la fealdad que ha surgido ya no se puede esconder. En el cine generalmente la mayor parte del dinero va para los hombres.

LGI.- ¿La solución es?

PV.- La solución es muy sencilla, más mujeres detrás de la cámara y así también desaparecerá el problema del acoso.

LGI.- Usted ha trabajado en esta película con un equipo mayoritariamente femenino.

PV.- Como directora tengo una responsabilidad, contrato mujeres para incorporarlas, pero trabajo con las mejores, son las más brillantes que conozco. Las mujeres socializamos de una forma diferente, nos organizamos y trabajamos distinto. Cuando tienes muchas mujeres en un equipo, se trabaja distinto, mejor.

“Las mujeres socializamos de una forma diferente, nos organizamos y trabajamos distinto. Con muchas mujeres en un equipo, se trabaja mejor”

LGI.- ¿Qué descubrió en la investigación para la película que la sorprendiera?

PV.- Me sorprendió la cantidad de mujeres que había en contra del derecho al voto femenino. Era un grupo poderoso. Pero tenían el entusiasmo del resto en contra. No lo entendí hasta que supe que eran mujeres que ya tenían una situación de poder, y poder financiero que no querían compartir. Esto es en buena parte una lucha por el poder.

LGI.- Parece que no se entiende aún que los Derechos de las Mujeres son parte de los Derechos Humanos, ¿no?

PV.- Así es. Son parte de los Derechos Humanos. Y eso es un problema gravísimo para los hombres de izquierdas. Cuanta más igualdad haya en una sociedad, será mejor para todos. Yo creo que en la igualdad de género en las listas políticas. ¡Se solucionaría tantos problemas sociales! Sin embargo ahí estamos las mujeres, y las mujeres madres con trabajos de mierda y con enormes desventajas. Es un problema grande.

“Los Derechos de las Mujeres son parte de los Derechos Humanos y eso es un problema gravísimo para los hombres de izquierdas”

LGI.- Como cineasta ¿trabaja desde el compromiso por la justicia y los Derechos Humanos?

PV.- Siempre. Me interesan las personas y las contradicciones de nuestra vida. Mi nueva película es una historia de una cárcel masculina y el trato que se da a los reclusos, es una historia humana en un sitio deshumanizado. La crítica y la reflexión social que se hace en la película tienen que ver con que soy quien soy.

LGI.- ¿Por qué ha apostado por la historia de Nora en lugar de la del colectivo?

PV.- Por la identificación. Yo creo que la historia de Nora hace que muchas más mujeres se puedan identificar. Es un tema político, una experiencia atemporal, porque es la historia de una persona privada de sus derechos políticos. Intento animar a cualquier mujer a que despierte su conciencia política desde una historia más emocional.