Los personajes principales de Lo que quisimos ser se encuentran a la salida de un cine y es el amor por este arte lo que les une. Comienzan casualmente a hablar y deciden seguir la conversación en un café cercano. Allí construirán un mundo de fantasía en el que se convertirán en quienes siempre quisieron ser (una escritora y un astronauta).

Esta mujer y este hombre deciden quedar todos los jueves a la misma hora y en el mismo lugar. Poco a poco, encuentro a encuentro, se enamoran... pero cuando sus vidas reales entran en juego, tendrán que luchar por proteger su relación.

La película, que se estrenó en el Festival de Málaga, está ambientada a finales de siglo, cuando todavía no había aparecido las redes sociales en el mundo. “Soy alguien que vive en los bares; acá, en Holanda o en Estados Unidos. Me gustan los bares para ir a escribir, no solamente las películas sino también las novelas. Siempre me gustó intuir, pensar o imaginar qué se dicen en la otra mesa las parejas. A veces son habitués y entonces los calás; a veces te das cuenta de que leen el diario sin decirse una palabra; a veces se comunican, se rozan las manos o se dan un beso. Tantos años de bar te genera ideas, te sugiere a través de la observación”, dice Agresti.

Y es en el bar de esta historia en el que la mujer inicia ese juego de fantasear con lo que quisieron ser, pero no dice al hombre que está escribiendo una novela. Entre ellos surge la complicidad y después el amor, aunque imaginación y realidad se encontrarán en esta pareja.