"Tenemos una vida concreta, una sola... Y, sin embargo, nos sentimos fascinados por otras vidas. Vidas de personas que conocemos, o que nos cuenta la literatura, el cine... ¿Podemos cambiar lo que nos toca vivir? Luchar contra el pasado, dejar atrás todo. ¿Es posible vivir otra vida? ¿La vida de otro quizá? Es una idea atractiva”, dice la directora y guionista Avelina Prat.

Estrenado en el Festival de Málaga, el segundo largometraje de la cineasta es una historia de segundas oportunidades y de amistad. Fernando, un tranquilo profesor de Geografía, descubre que su mujer se ha ido y ha borrado cualquier rastro. No quiere que la encuentre. Completamente devastado, sin rumbo, se escapa a Portugal, donde suplanta la identidad de otro hombre y se va a trabajar como jardinero de una quinta portuguesa. Allí establece una inesperada amistad con la dueña, Amalia, y comienza a vivir una nueva vida que no le pertenece.

“Uno de los pilares de la identidad es el lugar y la película habla de la búsqueda de ese lugar donde sentirse bien, donde ser uno mismo. Un lugar del que dejar de huir. Un lugar que no tiene que ver con las raíces, sino con el hallazgo", explica la directora.

Personajes de distintas nacionalidades y muy diferente condición se encuentran en este relato, en el que se reivindica la convivencia y la amistad como lugares de encuentro colectivo y del individuo consigo mismo.