Martes, 23 Abril 2024
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Sérgio Machado: “Cuando el cine emociona es cuando contribuye a alertar sobre las injusticias”

‘EL PROFESOR DE VIOLÍN’ / Premio del Público en el Festival de Sâo Paulo, la nueva película de Sérgio Machado cuenta los inspiradores comienzos de la hoy prestigiosa Orquesta Heliópolis, nacida en la que fue la favela más grande de Brasil. www.cinesrenoir.com

Heliópolis, la segunda favela más grande de América Latina, sufrió un incendio hace treinta años. Conmocionado por lo sucedido el maestro Silvio Baccarelli fundó un instituto para enseñar música clásica a los chicos de la barriada. Así nació la Orquesta Heliópolis, que ha llegado a tocar siguiendo la batuta de Zubin Mehta. Ahora, el cineasta Sérgio Machado cuenta los inicios de aquel hermoso proyecto desde los ojos de un personaje, Laertes, un violinista de mucho talento que comienza a dar clases a los chicos de la favela, tras ser rechazado en la prestigiosa Orquesta Sinfónica del Estado. El conocido actor Lázaro Ramos es el protagonista.

LA GRAN ILUSIÓN.- Ha decidido no mostrar la realidad de la favela nada más que a través de los momentos en la escuela o de los ojos del profesor, ¿no tuvo la tentación de hacer un retrato de esa realidad desde más cerca?

SÉRGIO MACHADO.-Quería mostrar la realidad del barrio, pero estaba sobre todo interesado en el drama personal del profesor, que de repente se ve frente a la posibilidad de no ser capaz de hacer lo único que realmente sabe que es tocar el violín. Siempre tuve claro que debería contar la historia desde su punto de vista, que es lo más cercano a mí. Traté de ser lo más fiel posible a la realidad de Heliópolis y la vida cotidiana de la escuela, pero mi objetivo principal era descubrir la realidad de los estudiantes desde el punto de vista del profesor.

LGI.- Algunos de los actores son jóvenes músicos de la orquesta original, ¿hicieron aportaciones en el rodaje?

SM.-Empezamos a rodar las escenas entre Lázaro (Ramos) y los chicos en las clases, creo que la alta tensión y la intensidad de ellos han contagiado todo el filme. Recuerdo especialmente cuando terminó el rodaje de las clases y los niños tenían descanso una semana. Antes de salir, ellos llamaron a Lázaro para charlar y lo convocaran para seguir trabajando y mantener alto el nivel del filme en su ausencia. Me llamó la atención la audacia de los niños y la humildad de Lázaro, que es uno de los mejores y más conocidos actores de Brasil, que escuchó hasta el final sin ninguna condescendencia. Eran colegas dialogando de igual a igual. A partir de ese momento me di cuenta de que esos chicos eran el alma de la película, la historia sería contada por ellos y para ellos.
“Me llamó la atención la audacia de los niños y la humildad de Lázaro Ramos, que les escuchó sin ninguna condescendencia”

LGI.-Usted comenzó haciendo cine con Walter Salles, sus propias películas tienen un fondo social, ¿cuál es la fuerza real que tiene el cine?

SM.-Empecé a trabajar con Walter Salles en la película Estación Central de Brasil, que fue mi gran escuela de cine. Después seguimos juntos y tenemos varios proyectos juntos en el futuro. Creo compartir con Walter una preocupación por la desigualdad social en Brasil y, como él, acredito que el cine cuando emociona a la gente, es cuando puede de alguna manera contribuir a alertar sobre las injusticias. Creo que en mis películas y las de Walter Salles hay un deseo de confrontar al espectador con la realidad del país. Pero también son películas hechas de esperanza y que creen en la capacidad de las personas para cambiar su propia situación. Creo que los filmes que ven la realidad como algo dado y parten de un punto de vista completamente pesimista, termina siendo una invitación a la pasividad. Si la gente cree que los problemas no pueden ser resueltos, pueden sentirse cómodos no haciendo nada.

LGI.- Mucha gente conoce la situación de violencia de las favelas por el cine, ¿qué otra imagen debe dar el cine de Brasil?

SM.- Brasil es un país complejo, culturalmente rico y que presenta realidades muy distintas. Creo que el cine brasileño debe no sólo retratar el país en sus múltiples matices, sino también apuntar caminos y proponer soluciones. El profesor de violín no es exactamente una película sobre la favela, porque el personaje principal es un violinista clásico que vive en el centro de la ciudad y se enfrenta a los dilemas de un músico de clase media. Hay un enfrentamiento entre dos realidades muy distintas: por un lado la vida en la favela de Heliópolis, por otro la vida cotidiana de un músico que sueña con tocar en una de las principales orquestas sinfónicas del mundo. Brasil no es solamente favelas, ni es sólo fútbol, samba y carnaval. A los cineastas brasileños se nos presenta la tarea de retratar de una manera sutil, honesta y contundente la complejidad del país.
“Empecé a trabajar con Walter Salles y creo que los dos compartimos una preocupación por la desigualdad social en Brasil”

LGI.- ¿Cómo se hizo la elección de las piezas musicales para la película?

SM.- Una de las razones que me hizo querer hacer esta película es que soy hijo de músicos. Mi padre tocaba piano y mi madre fagot. Mientras era un niño, ellos eran estudiantes y no tenían manera de pagar a alguien para que se quedara conmigo mientras tocaban, así que crecí en medio de la música, como una especie de mascota de la orquesta. Crecí escuchando música clásica y tengo el oído entrenado. También he contado con el apoyo de los músicos Alejandro Guerra, Felipe de Souza y Edilson Venturelli que ayudaron a encontrar el repertorio. Una cosa importante para mí desde que empecé a diseñar el proyecto fue no crear una jerarquía entre las músicas, no me gustaría poner la música clásica en un pedestal y devaluar la producción musical de las favelas.

LGI.- ¿Y qué hizo?

SM.- Allí, en los barrios más pobres hay una producción cultural rica y sofisticada. Para la película invité a algunos de los más grandes raperos de Brasil como Rappin Hood y Criolo, que también hacen apariciones especiales. Desde el principio tuve claro que la trayectoria del personaje era una calle de dos vías. Laerte, el profesor, va a Heliópolis a enseñar la música clásica, pero se encuentra un rico universo musical y aprende tanto o más de lo que enseña. El profesor no fue a Heliópolis para salvar a los estudiantes, sino para encontrarse consigo mismo. Para mí siempre fue importante que el diálogo musical fuera en igualdad de condiciones, sin jerarquías. Para el final de la película queríamos algo que mezclase los dos universos musicales. Y encontramos una canción grabada por Sabotaje, una especie de mito del rap brasileño que fue asesinado hace diez años. Encontramos una grabación de la canción Respeito é Lei e invitamos un maestro para escribir un arreglo para orquesta y que pudieran tocarlo los músicos de Heliópolis (se pude ver el vídeo de esta interpretación aquí).
“No quería poner la música clásica en un pedestal y devaluar la producción musical de las favelas, que es rica y sofisticada”

LGI.- ¿El objetivo que perseguía con ese mestizaje musical cuál era?

SM.- Nuestra intención era transmitir la idea de que la frontera entre la música clásica y la música producida en la favela es menos evidente de lo que parece. Hay grande músicos en todo el mundo que expresan su talento de maneras diferentes.  Después de grabar la canción, el hijo de Sabotaje dijo que uno de los mayores sueños de su padre era que una de sus canciones fueran grabadas por una orquesta. He viajado por todo el mundo para promocionar el estreno de la película. Estuve este mes en Rumania, Japón e Italia y después de España voy a Corea. Lo que más me ha impresionado en estos viajes es que la película emociona por igual al público. Las reacciones fueron muy similares en las favelas de Brasil, en Suiza (donde la película fue estrenada en el Festival de Locarno), en los Estados Unidos, Panamá y Japón. En este momento la película se estrena en más de 20 países y creo que parte de este éxito se debe a la honestidad de las actuaciones y a la capacidad universal que la música tiene de tocar a gente de diferentes partes del planeta.       Dirección: SÉRGIO MACHADO. Guion: MARIA ADELAIDE AMARAL, MARCELO GOMES, SÉRGIO MACHADO Y MARTA NEHRING. INSPIRADO EN LA OBRA 'ACORDA BRASIL' DE ANTONIO ERMIRIO DE MORAES. Producción: CAIO GULLANE, FABIANO GULLANE, DÉBORA IVANOV Y GABRIEL LACERDA. Fotografía: MARCELO DURST. Montaje: MÁRCIO HASHIMOTO. Música: ALEXANDRE GUERRA Y FELIPE DE SOUZA. Reparto: LÁZARO RAMOS, KAIQUE DE JESÚS, ELZIO VIEIRA, SANDRA CORVELONI, FERNANDO DE FREITAS… Distribuidora: CARAMEL FILMS. Estreno: 12 de agosto de 2016. Puedes comprar tu entrada aquí.

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