‘RETRATO DE UNA MUJER EN LLAMAS’ / Céline Sciamma da voz a las mujeres artistas de la historia con esta hermosa película, Premio al Mejor Guion en el Festival de Cannes. www.cinesrenoir.com

La cineasta Céline Sciamma echa mano de una prodigiosa sensibilidad y de una exquisita belleza para devolver la identidad a todas las mujeres que vivieron en una época en la que “sabían que estaban condenadas a una vida dirigida”, pero a pesar de ello “atesoraban un gran mundo interior. Eran curiosas, inteligentes, querían amar. Puede que sus deseos chocaran con la sociedad en la que les tocó vivir, pero existían”.

Reconocida con el Premio al Mejor Guion en el Festival de Cine de Cannes, la película de la cineasta francesa nació de la curiosidad de ésta por la historia de las mujeres pintoras en el siglo XVIII, especialmente en la segunda mitad de éste, cuando se produjo una importante ebullición artística. La película se proyectó en la Sección Perlas del Festival de San Sebastián.

“Los deseos de aquellas mujeres del XVIII chocaban con la sociedad en la que les tocó vivir, pero existían”

Las actrices Noémie Merlant y Adèle Haenel son las protagonistas de esta hermosa historia, en la que les acompañan Valeria Golino y Luàna Bajrami. Ambientada en Francia en 1770, todo comienza con el viaje de una pintora, Marianne, en barca hacia  una mansión en una isla, donde la esperan Héloise y su madre, la condesa.

Marianne ha ido hasta allí para llevar a cabo el encargo de la condesa. Quiere que haga un retrato a su hija para enviárselo al futuro marido de ésta. Lo intentó con un pintor, pero éste fue incapaz de pintar el rostro de la joven de memoria, ya que la chica se negaba a posar para el cuadro.

“Les hemos querido devolver su cuerpo, cuando se relajan, cuando afloja la vigilancia, cuando desaparece el protocolo, cuando están solas”

Héloise, una joven callada y solitaria, acaba de salir de un convento y ha vuelto a la mansión de su madre para preparar la boda, sobre la que tiene muchas dudas. Cada día, Marianne pasea con ella y la observa intentando grabar en su memoria sus rasgos y sus gestos y hacer un retrato a la medida de su belleza.

Con Retrato de una mujer en llamas la cineasta ha perseguido devolver la identidad, la realidad, de esas mujeres silenciadas durante siglos. “Les hemos querido devolver su cuerpo, cuando se relajan, cuando afloja la vigilancia, cuando desaparece el protocolo, cuando están solas. Desarrollar sus amistades y dar voz a sus dudas, sus actitudes, su humor, su deseo de correr”.