Protagonizada por Robert Stadlober, Fritz Karl y Franziska Weisz, la película muestra los siete años en que Joseph Goebbels, el ministro de Propaganda, acompañó a Hitler, desde marzo de 1938 hasta su muerte en mayo de 1945. Mientras Hitler está en el apogeo de su poder, Goebbels es el creador de las imágenes de multitudes ondeando banderas y de las películas antisemitas que preparan al pueblo para el asesinato en masa de los judíos. Tras la derrota de Stalingrado y la situación cada vez más desesperada a finales de 1944, Goebbels planea el acto de propaganda más radical, su última puesta en escena.

La película de Lang, que, desgraciadamente, habla muy directamente a los días de hoy, se hace preguntas y busca respuestas a preguntas esenciales de la historia, como, por ejemplo, la de que ¿cómo lograron los perpetradores llevar a cabo sus crímenes y por qué la mayoría de los alemanes siguieron a Hitler en esta catástrofe?

El ministro de Propaganda se extiende desde marzo de 1938 hasta la caída con asesinato y suicidio en el búnker del Führer en mayo de 1945, cuando ya habían quedado a sus espaldas sesenta millones de muertos en la guerra, incluidos seis millones de judíos asesinados.

“Esto no habría sido posible sin la poderosa maquinaria propagandística dirigida por Joseph Goebbels. El ministro dio forma a la imagen pública del nacionalsocialismo. Una imagen que todavía hoy tiene un impacto fatal. Goebbels transformó pérfida y eficazmente las noticias en mentiras, las películas en obras de odio antisemitas, los documentos en falsificaciones y los discursos en diatribas. E incluso hoy, en la era de las noticias falsas y la guerra de desinformación, son los mismos mecanismos de propaganda los que los agitadores y gobernantes modernos utilizan para ganar y abusar del poder. También en nuestro país las fuerzas antidemocráticas vuelven a utilizar estos métodos para influir en la opinión de la población”.