El cineasta Quentin Dupieux se divierte jugando con los límites entre la ficción y la realidad en su nueva película, El segundo acto, un trabajo con el que protagonizó una de las ruedas de prensa más lunáticas de todas las que se han visto en el Festival de Cannes.

Allí, sentado ante periodistas procedentes de medio mundo, el director dijo que había acudido por educación, pero que iba a guardar silencio porque en su película ya se hablaba mucho y se decía todo lo que él quería decir muy claro.

El segundo acto es un cuento de personas y personajes. Florence quiere presentar a David, el hombre del que está locamente enamorada, a su padre Guillaume. Pero David no se siente atraído por Florence y quiere deshacerse de ella arrojándola a los brazos de su amigo Willy. Los cuatro personajes acaban en un restaurante en medio de la nada.

Y los cuatro personajes son a su vez personajes de una película que se está rodando con Inteligencia Artificial, circunstancia que afecta más a alguno de ellos, todos actores con sus egos, con sus manías y sus aspiraciones. Divertidísima, en El segundo acto Quentin Dupieux plantea de nuevo hacia dónde van las imágenes y el cine en este universo en el que se ha iniciado la invasión de la IA.