“Es una historia que tal vez sacuda un poco emocionalmente a la gente, pero también lleva la esperanza de que todos podamos ser más conscientes, más cariñosos y más abiertos a la belleza que las diferencias aportan al mundo”, ha dicho el guionista de la película Tony Spiridakis, vinculados personalmente, igual que prácticamente todo el resto del equipo, en la vida de personas con autismo.

Max, interpretado por Bobby Cannavale, un hombre que adora a su hijo Ezra (William Fitzgerald), un niño de 11 años con autismo, pero las necesidades especiales de su educación son un constante foco de discusiones con su exmujer Jenna (Rose Byrne). Max ha arriesgado su carrera y su matrimonio por su sueño de convertirse en cómico de stand-up y ahora vive con su padre, Stan (Robert De Niro), un talentoso pero excéntrico chef reconvertido en portero.  

Un día Ezra es expulsado de otra escuela y Max toma la controvertida decisión de llevarse al niño en medio de la noche, embarcándose en una odisea de huida que los llevará a recorrer todo el país y en la que Max aprenderá a entender mejor a Ezra… y a sí mismo.

El autismo está mucho más presente a nuestro alrededor de lo que pudiera parecer, tanto que casi todo el equipo de la película lo conoce de cerca. De Niro quiso participar en el proyecto, en parte, porque uno de sus siete hijos es autista. "Es algo que entiendo en cuanto a tener un hijo en la situación de Ezra. Me gustó todo el sentimiento de la película, las personas involucradas... Tenía todos los sentimientos y el corazón correctos".