“Esta es una película sobre el potencial horror de compartir una vida con alguien; las ansiedades persistentes del compromiso en general. Es sobre la codependencia, la monogamia, romances y rencores – y que llegado cierto punto, ¿realmente podemos distinguir dónde termina una vida y comienza la de nuestra otra mitad?” dice el director y guionista Michael Sanks, que ha participado en el Festival de Sitges con este trabajo.

Dave Franco y Alison Brie son, además de productores de la película, los intérpretes principales de ésta, en la que también están en el equipo artístico Damon Herriman, Mia Morrissey, Karla Richmond y Jack Kenny.

La historia comienza cuando una pareja en crisis que se muda al campo, donde descubren una cueva con una fuerza sobrenatural. Al beber de su agua, comienzan a sentir transformaciones físicas y emocionales. Una experiencia de body horror intensa e inquietante que critica la codependencia en las relaciones de pareja.

“En términos simples, esta es una película sobre cómo el enamoramiento te transforma.

Llevo más de 15 años con mi pareja y, tras conocernos en ‘schoolies’ (equivalente australiano a las vacaciones de Semana Santa), nunca he sido un adulto sin ella en mi vida y viceversa. Desde que tengo memoria, hemos vivido en la misma casa, tenido los mismos amigos, comido la misma comida, respirado el mismo aire… “, dice Sanks.

“Lo que me atrae de un proyecto es encontrar una premisa atractiva y única, y exprimir todo el jugo de esa premisa -añade el director-. A pesar de los personajes que protagonizan la historia, con una resonancia personal y (espero) realista, estoy tan orgulloso de cómo intensificamos el terror hasta llegar a cosas nunca antes vistas en la gran pantalla y – básicamente – volvernos un poco locos con él”.