“Mamá, soy Rahma. Estoy en Sabrata. La situación es peligrosa y puedo morir. Oren para que sea una mártir”, fue el mensaje que Rahma Ghofrane envió a su madre, Olfa Hamrouni, cuando solo tenía 17 años.

Ella y su hermana Ghofrane, las dos hijas más rebeldes de las cuatro hermanas de la familia de Olfa, pasaron de su afición por el heavy metal a unirse a ISIS. Rahma se casó con el cerebro que planeó el atentado de Susa en junio de 2015. Un hombre abrió fuego con un Kalashnikov en la playa de un hotel de lujo lleno de turistas extranjeros y mató a 38 personas.

EE.UU. bombardeó Sabratha con el fin de asesinar a su marido, Noureddine Chouchane, uno de los líderes del grupo terrorista en el norte de África, responsable de aquel terrible atentado y de otro más en Túnez. El ejército americano alcanzó su objetivo. Rahma sobrevivió.

Su hermana Ghofrane estaba también casada con un combatiente en Sirte. Cuando recibió la llamada de auxilio de Rahma y supo que quería volver a casa, se negó a ayudarla. Finalmente, las hermanas se encontraron en un campo de entrenamiento de ISIS cerca de la ciudad de Sirte, Libia.

Ghofrane fue la primera que se involucró con el radicalismo islámico. Cuando tenía 14 años entró en una de las carpas en las que se invitaba a los ciudadanos a asistir a sermones salafistas. La joven entró en una destinada a mujeres y salió vistiendo un niqab, que ya no se quitó.

Rahma, un año menor, tuvo un encontronazo un día en la calle con un predicador de una mezquita cercana y sufrió un ataque nervioso. Lo siguiente que hizo fue quitarse su indumentaria heavy y ponerse el niqab.

En 2014, Ghofrane escapó de casa para unirse a ISIS y no volvió a ponerse en contacto con su madre. Rahma se unió a su hermana un año después.

Hoy ambas jóvenes están en una cárcel tunecina, una de ellas con su pequeña hija.