El monasterio de San Juan de Ripoll se fundó en el año 885, cinco años después de que naciera Emma, la hija de Wilfredo el Velloso, conde de Barcelona. Destinada a la vida religiosa, creció bajo la tutela del obispo de Vic, Gotmar, y con diecisiete años se convirtió en abadesa.

“El cargo seguramente fue visto por su entorno como simbólico y sin más contenido que el de dirigir los rezos de las monjas de la Abadía, pero desde un inicio Emma desarrolló una gran

actividad, repobló grandes extensiones de territorio, fundó iglesias y también numerosos pueblos, sus dominios crecieron hasta ser casi tan grandes como los de un condado”.

La joven unió al poder religioso el económico y el político, lo que, naturalmente, despertó el recelo de un mundo de hombres, creándose enemigos entre sus propios hermanos, personajes de la nobleza y de la propia Iglesia.

La joven abadesa amplió los dominios de San Juan hasta el Bergadá o La Roca del Vallés, pero no se tuvo en cuenta nada mas que su oposición a las reglas establecidas por los hombres. Así, empezó a ser cuestionada y atacada con dureza, también se acusó a la congregación de inmoralidad y, finalmente, todo desembocó en un juicio para despojarla de su poder.

Emma, a pesar de tanta oposición, consiguió salir victoriosa de aquel proceso y con una especie de inmunidad que le permitió mantener la actividad hasta su muerte, a los 62 años. Años después la congregación fue disuelta y sus propiedades anexionadas por los nobles. “Emma permaneció como un personaje insólito y fuera de su tiempo histórico, su recuerdo fue cayendo en el olvido y la Abadía de San Juan y sus monjas asociadas a mitos y leyendas sobre su supuesta vida licenciosa”.

A Emma la sustituyó otra abadesa, de la que no se sabe nada, y a la que siguieron otras más: Adalaisa, hija del conde Suñer de Barcelona; Ranlo, hija del conde de Ampurias Delá; Fredeburga, hija de Miró II de Cerdaña, e Ingilberga, hija de Oliba Cabreta. La comunidad femenina de la abadía se suprimió en 1017, cuando Bernardo Tallaferro, conde de Besalú, consiguió una bula para ello.