"Nadie quiere hablar de ello, pero en la estación Rocafort de Barcelona ha muerto demasiada gente. Todo el mundo lo cuenta como viejas historias de fantasmas, leyendas urbanas para asustar a los nuevos trabajadores. Pero algunos han visto cosas: en las cámaras de seguridad hay gente que no debería estar ahí, sombras que te persiguen cuando la estación ya está cerrada y voces que te susurran y quieren llevarte a la oscuridad con ellas".

Son palabras del equipo de la película Estación Rocafort, con la que Luis Prieto recupera la leyenda de terror de este lugar del metro de Barcelona. Allí, Marina, una guía que enseña a los visitantes las estaciones fantasma, explica que ésta “fue una estación que se utilizó como refugio durante la Guerra Civil, muchos salvaron la vida, pero muchos otros murieron arriba. Durante los años sesenta, se produjeron una serie de suicidios, personas que se tiraban a la vía”.

“Los jefes de estación que estuvieron hasta los ochenta tenían que esperar que pasara el último vagón escoba por la noche, y decían que veían cosas raras. Desde el monitor, veían sombras, como si alguien esperara el metro”. Además, la guía conoce a una trabajadora que en una ocasión le dijo: “Yo no quiero oír nada, pero ahí hay algo raro”.