Carmen Maura y Daniel Hendler son los intérpretes protagonistas de esta historia de terror, un relato oscuro que revela desde el género las consecuencias de los crímenes y la violencia del pasado, de la tortura y el asesinato.

Una noche de lluvia, Pedro recibe un mensaje de voz de su ex novia, Laura. La joven está muy preocupada por su madre, una señora de 77 años con demencia senil cuya enfermera nadie es capaz de localizar. Ante la perspectiva de dejar a su madre enferma y sola, Laura le pide a Pedro que se acerque a casa de su ex suegra y cuide de ella solo una noche. Lo que tarde ella en llegar, pues se encuentra a cientos de kilómetros de su hogar.

Pedro accede pensando que cuidar de Alicia, la madre de Laura, no será tan complicado. Pero cuando llega a la casa de la anciana, ella empieza a actuar de forma extraña y a confundirle con un hombre de su pasado. Cuando se despierte atado a un sillón, víctima de un macabro juego, Pedro se dará cuenta de que esa podría ser la peor noche de su vida.

“Yo no quería escribir una historia oscura, quería hacer una película con un final feliz, pero desde que apareció en escena el personaje de Alicia, empezó a demandar cosas terribles. Y yo no podía hacer otra cosa que dárselas, porque así lo requería la historia y, porque, en el fondo, la quiero. A pesar de su sadismo, de su oscuridad, me gusta su capacidad de transformarse de víctima a victimaria, su capacidad de destruirse y volverse a construir”, explica el cineasta.

En Alicia, continúa el director, “la violencia se manifiesta como lenguaje social y afectivo. El doloroso periplo que le hace pasar a Pedro, a quien mantiene encadenado a un sillón casi toda la película, es el reflejo desaforado de una violencia constitutiva, en la que nuestra sociedad basa sus valores y justifica su ordenamiento. Los crímenes que cometió junto a su oculto primer amante, sucedieron durante la última dictadura militar. La tortura y el asesinato presentes en la época dejaron una marca que atraviesa varias generaciones”.