Escrita por el cineasta junto a Serge Valletti, la película cuenta, además de con Ariane Ascaride, con otros habituales del cine de Guediguian. A la actriz se unen Jean-Pierre Darrousin, Gérard Meylan, Grégoire Leprince.Ringuet, Marilou Aussilloux y Lola Naymark.

Mi querida ladrona es la historia de María, una mujer que trabaja como asistente domiciliaria para personas mayores. Su sueño es ver a su nieto convertirse en un gran pianista. Para pagar el piano, roba, aquí y allá, pequeñas cantidades de dinero a las personas que cuida con devoción. Hasta que un día la acusan de abuso de ancianos vulnerables...

LA GRAN ILUSIÓN.- Hay un momento que el personaje dice a un perro que ella también tiene dueños. ¿Vivimos un nuevo esclavismo ahora en el siglo XXI?

ARIANE ASCARIDE: Pues sí, un poco. La intención de la película es contar la situación de los trabajadores, contar que también hay gente que se levanta todas las mañanas, que se van a trabajar, se pasan todo el día trabajando, vuelven… y que tienen muchos sueños incumplidos, pero son personajes dignos y sin los cuales el mundo no podría seguir funcionando. Y Guediguian sigue exportando ese tipo de historias.

LGI: ¿Necesita el cine de hoy más voces de la clase obrera para contar estas historias?

AA: Yo sé lo difícil que es hacer una película… y sí, hacen falta esas voces. En Francia hay una larga tradición de lo que se llama el cine social y hay mujeres hoy en día que pueden hacer esas películas que cuentan historias de mundos desfavorecidos, pero hay que tener mucho cuidado y permanecer vigilante porque el cine es un monstruo y si puede recoger a esos jóvenes directores y reorientarlos hacia un enfoque mucho más consensuado, pues lo hará.

Antes la edad, la experiencia, era un valor. Estamos en una época en que se intenta hacer desaparecer el principio de la memoria y cuando la gente no tiene memoria, se hace mucho más fácil manipularla 

LGI: Su personaje coge dinero que necesita de gente que ni lo echa en falta…

 AA: Sí, quiere ser una historia provocadora, diría que el poco dinero que ella coge es lo que debería estar ya en su sueldo. Eso es todo. Efectivamente, no es una ladrona. Es simplemente alguien que quiere que se haga realidad el sueño de su Nieto de hacer música. Lo que pasa es que parece sorprendente que a alguien como ella le guste ver a Rubinstein interpretando una pieza de Chopin y eso no debe ser, porque una persona que venga de la clase obrera, por qué no va a poder gustarle Chopin, la música clásica. Y más que eso, los obreros piensan que la música clásica, de forma consciente o inconsciente, no es para ellos. Las cosas se han establecido en la sociedad de tal modo que ellos mismos hacen ese trabajo de decir, pues eso no es para mí.

LGI: El personaje del marido sirve para mostrar el desprecio a la experiencia y a la edad, un prejuicio que se extiende cada vez más, ¿en la cultura y el cine en Francia pasa lo mismo?

AA: Antes la edad, la experiencia, era un valor. Estamos en una época en que se intenta hacer desaparecer el principio de la memoria y cuando la gente no tiene memoria, se hace mucho más fácil manipularla. La gente que tiene más de 50 es un problema porque representa lo que pasó antes. Nos encontramos en la situación que estamos hoy porque en el tiempo presente la gente ya no sabe de dónde vienen las cosas. Y si eres representante de una generación de ese tipo y encima del tipo obrero, pues hay desprecio.

Angela Davis dice que la mejor herramienta contra el fascismo es la esperanza. Y yo creo que el arte debe trabajar en eso.

LGI: Esta es una película política, pero al mismo tiempo, es una historia que reivindica la bondad, ¿cuál es la importancia que cree que tiene mostrar hoy la bondad al mundo?

AA: Es fundamental. Bertolt Brecht ya lo hizo antes. La bondad, puede parecer ilusorio, pero es una forma de resistencia. Angela Davis dice que la mejor herramienta contra el fascismo es la esperanza. Y yo creo que el arte debe trabajar en eso.

LGI: Hay una escena maravillosa que es cuando el personaje que interpreta Darrousin recita el poema del pescador de Víctor Hugo (La pobre gente) a la policía. ¿Cuánto cree que nos hace falta volver a los clásicos, volver a los grandes que le volver a dar valor a la cultura?

AA: Puedo decir algo que igual puede parecer muy provocador, pero un poema es tan importante como un pedazo de pan. Eso es todo.