Robert Guédiguian firma una película positiva que aboga por la unidad de la izquierda para solucionar los problemas más graves que afectan a los ciudadanos. Que la fiesta continúe es, también, una preciosa historia de amor. Los protagonistas son Ariane Ascaride, Jean-Pierre Darroussin y la ciudad de Marbella.
El derrumbe de
unos edificios en un barrio obrero de Marsella activó esta nueva película del
cineasta Robert Guédiguian. En el barrio, Rosa es el corazón y el alma de su
comunidad, enfermera y matriarca de una familia numerosa y unida. Pero
acercándose a la jubilación y rodeada de inercia política, se siente
desilusionada. Hasta que conoce a Henri y se da cuenta de que nunca es
demasiado tarde para cumplir sus propios sueños políticos y personales.
LA GRAN ILUSIÓN: ¿El
derrumbe de los edificios de la Rue d'Aubagne en Marsella fue el origen de la
película?
ROBERT GUEDIGUIAN: Sí. La idea original vino de ahí. Estábamos
rodando la película anterior cuando ocurrió la tragedia. Y ahí también, después
de eso, se crearon ciertos movimientos de unión y salió elegida la alcaldesa de
Marsella, que no quería ser alcaldesa… Es muy raro que alguien no quiera ser
alcalde, ¿no?
ARIANE ASCARIDE: Y
al cabo de seis meses, dijo: “Se acabó, yo no puedo más”, y le dejó el
Ayuntamiento al teniente de alcalde. Quería continuar siendo activista, pero no
quería ser alcaldesa, ahora es teniente de alcalde.
RG: Esos dos
personajes, no querer hacer política institucional, los derrumbamientos… fueron
el origen de la película.
LGI: Justo la mujer
de esta historia se desespera por las luchas dentro de la izquierda…
AA: Sí, mi
personaje obviamente está creado por Robert, pero es algo que creo que todos
sentimos. Es algo que nos aflige y que necesitamos decir, además, que ellos y
sus argumentos no son tan diferentes unos de otros.
LGI: La película es
positiva, a pesar de todo. ¿A lo mejor está en manos de las mujeres cambiar el
rumbo de la política?
RG: Es que no hay
que pensarlo, es que es así. Creo que una intervención mayor, más fuerte, de las
mujeres, llegará con un auténtico pensamiento, más allá de solo el deseo de
poder, y eso es muy importante.
AA: Creo que las
mujeres no hacen política de la misma forma que los hombres, porque nuestra
forma de pensar no es la misma. Nosotras no funcionamos igual. Lo más difícil
es que lo entiendan, porque seguimos funcionando con una ideología machista,
así que va a ser algo lento, el cambio para que haya igualdad va a llevar
tiempo.
LGI: Los personajes
tienen nombres que les han puesto por Rosa de Luxemburgo, Antonio Gramsci... ¿Nos
siguen haciendo falta estas referencias?
AA: Sí. Las mujeres
también estaban en la lucha de clases, para abolir el poder.
RG: Necesitamos
esas referencias, necesitamos ideas alternativas. La pregunta es si todavía
pueden ayudarnos estas ideas, yo creo que sí, porque esas personas buscaban
otras ideas y éstas podrían orientarnos realmente.
AA: Son los
personajes más importantes del movimiento obrero, pero se sabe mucho más de Gramsci
que de Rosa de Luxemburgo.
LGI: Hay un momento
en que en que un personaje le dice al hermano que será el último comunista. ¿Se
lo ha dedicado a usted mismo?
RG: Ya no soy miembro del Partido Comunista, aunque filosóficamente,
moralmente, más bien, soy comunista, más que políticamente hablando.
LGI: La película subraya
la importancia que tiene el colectivo, los movimientos de barrio, el activismo
ciudadano…
AA: Sí, hay que hacer todo eso, hay que hacer política cada
día, aunque también hay que votar. Hay que trabajar, que la separación de
poderes sea real. Y hay que votar, pero cosas precisas, es que votamos por
cualquier cosa, porque nos gusta el señor sin haber siquiera leído el programa.
LGI: Hay otra
referencia en la película, que es la de Homero, es la referencia a la cultura. ¿Cuánta
necesidad tenemos de aferrarnos a la cultura hoy?
AA: Nos hace
mucha falta. En Francia, los candidatos que tenemos no hablan de la cultura. Y
la cultura es la posibilidad de abrir la mente a las personas, también de
aceptar al otro. Si no tienes acceso a la cultura, ¿qué haces? te repliegas
sobre ti mismo. Eso es lo que pasa y la extrema derecha sabe utilizarlo,
utiliza el hecho de que toto el mundo solo se mira a sí mismo.
LGI: ‘Llévame al país
de las maravillas’, la canción de Charles Aznavour, ¿por qué la utiliza varias
veces en la película?
RG: Primero, es
una canción que me gusta mucho. Y luego porque habla del sur, habla de la pobreza
y encima es armenia.
LGI: La película
habla del problema de la vivienda, del problema de la sanidad pública, del
problema de los exiliados o emigrantes… ¿qué se puede hacer para solucionar estos
asuntos tan graves?
RG: Uno de los
fines de hacer esta película es, justamente, que la gente hable de estos problemas.
También las entrevistas, como ésta, y lo que decimos en ellas, puede hacer
pensar a los demás. Son elementos de la cultura que muestran lo que está
ocurriendo, porque las películas a veces enseñan cosas que no se ven tan a
menudo en la vida real. Es la referencia a Homero, él cuenta la epopeya de un
pueblo, y el pueblo se crea a través de esa epopeya. Y para para mí el cine es
importante por eso también.
LGI: La película huye
del cinismo que invade hoy el mundo y que contagia a muchos artistas, ¿al cine
también?
AA: Sí, al cine y a la gente de la cultura también. La
mayoría del tiempo la cultura tiene una vertiente cínica y por eso también hay
que luchar.
de Robert Guédiguian
Duración: 106 minutos
Calificación: no recomendada para menores de 7 años
Idioma original: francés
Intérpretes: Ariane Ascaride, Jean-Pierre Darroussin, Lola Naymark
Estreno: jueves 25 julio 2024
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