“Dumas me inició en la literatura de un modo a la vez lúdico y profundo. Fue la primera vez que soñé, vibré tan intensamente leyendo, sentí un deseo tan fuerte de encarnar a un personaje o de ver cobrar vida a las imágenes que sus libros proponían. Los personajes creados por Dumas tienen una densidad y una complejidad excepcionales. Edmundo Dantés es casi mítico. ¡Ni siquiera me atrevía a imaginarme interpretándolo en mi vida!” dice Pierre Niney, el nuevo Edmundo Dantés del cine.

El actor confiesa que sintió vértigo cuando le ofrecieron interpretar a este personaje. “Volvieron a mí los recuerdos de la lectura. Y con ellos, esas sensaciones, comparables a las del amor, que nos hacen buscar toda la vida esa forma única que teníamos de vibrar mientras leíamos un libro que se convirtió en todo para nosotros, hasta el punto de no poder dejar la linterna bajo las sábanas”.

“El papel de Montecristo llena todos los momentos de mi vida: los sueños del niño, los del joven que se formó como actor, los del adulto que pasó por la Comédie-Française -dice Pierre Niney-. Para cualquier actor, interpretar a Montecristo es un sueño comparable al de interpretar a Hamlet. Porque promete ahondar en multitud de cuestiones existenciales: inocencia, injusticia, traición, arrepentimiento, remordimiento, venganza, bien, mal, monstruosidad... Pero también sobre su propio oficio: ¿cómo interpretar diferentes edades, personajes irreconocibles, la esperanza y luego la desesperación, un hombre que arde de venganza y luego está tranquilo en ella, como yo decidí encarnarlo? Hay muy pocos papeles así”.