‘CLIMAX’ / Los sueños y pesadilas del controvertido Gaspar Noé vuelven a la gran pantalla. La película ganó el Art Cine Award de la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes. www.cinesrenoir.com

“Siempre me han fascinado las situaciones en las que de pronto reinan el caos y la anarquía, como las peleas callejeras, las sesiones chamánicas alteradas con psicotrópicos o las fiestas en las que los invitados se descontrolan colectivamente por el exceso de alcohol”. Son declaraciones del cineasta Gaspar Noé, siempre polémico y provocador, que reaparece con Climax.

Ambientada a mediados de los noventa, la película reúne a veinte jóvenes bailarines de danza urbana que se han juntado para celebrar unas jornadas de tres días de ensayos, en un internado en desuso situado en el corazón de un bosque. Allí, el grupo hace su último baile común y luego lo celebra.

“Desde el inicio, el concepto había sido hacer una película con los mejores bailarines que pudiésemos encontrar en Francia”

Esta última fiesta de celebración alrededor de una gran fuente de sangría va creciendo en intensidad. Pronto, la atmósfera se vuelve eléctrica y una extraña locura atrapará a todos los bailarines durante toda la noche. Les parece obvio que han sido drogados, pero no saben por quién o por qué.

Con guion propio, la película cuenta con la actriz Sofia Boutella a la cabeza de un reparto en el que hay unos cuantos intérpretes debutantes, bailarines que tuvieron toda la libertad para improvisar las danzas que se ven en la pantalla. Roman Guillermic, Souheila Yacoub o Kiddy Smile son algunos de ellos.

“No habíamos visto un despliegue de energía similar en París desde ciertas manifestaciones violentas de nuestra adolescencia”

“Desde el inicio, el concepto había sido hacer una película con los mejores bailarines que pudiésemos encontrar en Francia o que pudieran viajar hasta allí. Como la intención era hacer una película centrada en la expresión corporal, Serge Catoire y yo no buscamos actores, sino que fuimos a batallas de krump y balls de voguing en la región de París, y vimos muchos vídeos en Internet. Muy pronto, y por puro instinto, comprendimos qué bailarines serían perfectos para formar un cuerpo y rodar”, explica Noé.

Convencieron a los productores de la película y la pusieron en marcha con un bajo presupuesto. “La primera vez que fuimos a un ball de voguing, como invitados de Léa Vlamos, conocí a Kiddy Smile, un DJ y músico conocidísimo que me invitó a ver las batallas desde el escenario. Serge y yo no habíamos visto un despliegue de energía similar en París desde ciertas manifestaciones violentas de nuestra adolescencia”.