Con motivo del Día de la Mujer, queremos rendir homenaje a las mujeres que juegan un papel esencial en el resultado de una película. Detrás de grandes nombres, hay quien desconoce la labor creativa y crucial de su trabajo, en uno de los paso más importantes en la realización de un film: el montaje

"En el cine, el montaje no es un aspecto. Es el aspecto. Lo esencial es la duración de cada imagen y lo que sigue a cada imagen. Lo que le otorga al cine toda la elocuencia es lo que se gesta en la sala de montaje".

Con esta frase, Orson Welles, uno de los genios indiscutibles de la historia del cine, dejaba claro el papel que juega el montaje (o edición) en el resultado final de una película. Lo que muchos no saben es que sería precisamente en la figura de una mujer, Elena Jaumandreu, en donde encontraría la mayor comprensión y entendimiento de su manera de entender el cine.

Elena Jaumandreu (desde 2019 Miembro de Honor en la Acadèmia del Cinema Català) tenía poco más de veinte años cuando conoció al director de cine. Y, pese a la fama de exigente y "complejo" de su figura terminó recibiendo nada menos que el elogio de "ser la mejor montadora del mundo" después de que trabajaran codo con codo en "Campanadas a Medianoche". Welles la ofreció trabajar con él en un proyecto que terminaría inacabado, "Don Quijote", pero Jaumandreu rechazó la propuesta porque no le interesaba viajar.

Antes de cruzar su camino con Welles, trabajaría también con directores nacionales de la talla de Carlos Saura (en Los Golfos) o Marco Ferreri (en El Cochecito). Después de trabajar con Antonio Isasi, finalmente se retiró para dedicarse a la familia. «Tras casarme - declaró en una entrevista en El Mundo-cuando tuve al segundo de mis tres hijos, me di cuenta de que me faltaban horas. Y hacer las cosas a medias… ¡pues no! Si me pongo, me pongo. Y aunque no me faltaban ofertas de trabajo, si tienes que elegir entre cuidar a tus niños o dejarlos en manos de alguien que cobra un dinero por hacerlo… No quería perderme el día a día, enseñarles, convivir con ellos». Sin lamentar su decisión si reconoció que "en aquella época, ser madre soltera no estaba bien visto. Y siendo madre tuve que elegir. Sacrifiqué mi trabajo para poder tener una familia. Me dediqué al montaje de doblaje, que tenía unas horas más reducidas.”

Otra montadora detrás de un gran director es Teresa Font, nueva colaboradora de Pedro Almodóvar tras el fallecimiento de José Salcedo. Font ganó su primer Goya en 1995, con la película de Imanol Uribe ‘Días contados’, después de haber estado nominada numerosas veces con obras como "Carmen", "Juana la Loca" o "El día de la bestia." Tras su primer trabajo junto al director manchego, "Dolor y Gloria", ganó su segundo Goya. Ella tiene claro cuál es su visión respecto al montaje "la tenacidad, no darse nunca por vencida." Hace años que lleva revindicando su oficio, al que tanto cariño tiene, porque "aunque el montador es solo un intérprete de las intenciones del director, es en el montaje donde las películas encuentran su forma definitiva y los montadores participamos en ello de manera decisiva. El nuestro sigue siendo uno de los oficios mas invisibles" También denuncia de forma activa las desigualdades respecto a la participación de las mujeres en la industria.

No podemos cerrar este artículo sin hablar de Thelma Schoonmaker, la mano derecha en la moviola de Martin Scorsese y ganadora de tres Oscars. El camino de esta sólida y brillante pareja profesional comenzó cuando ambos eran unos veinteañeros dando sus primeros pasos en el cine. Procedente de Argelia, Thelma quería dedicarse a las relaciones internacionales. Fue rechazada para un puesto en el Departamento de Estado y eso le llevó a hacer un curso de verano de cine en la Universidad de Nueva York. Allí, conoció a un joven que necesitaba ayuda con su primer largometraje, '¿Quién llama a mi puerta?'. El resto es historia.