Eduard Fernández repite con el director y guionista Marcel Barrena tras Mediterráneo. Ahora, ambos se embarcan en otra historia directamente conectada con la realidad, la de Manolo Vital, un conductor de autobús que peleó con el Ayuntamiento de Barcelona hasta que consiguió lo que el barrio necesitaba.

Es una historia del barrio de Torre Baró, un lugar al que, como en otros sitios de España, en los años 50 llegaron emigrantes de distintas procedencias. Instalados en las periferias de las grandes ciudades, buscaban un futuro mejor que el que apenas vislumbraban en sus pueblos de origen.

“Años después, en la década de los 70, muchos de esos barrios seguían todavía sin estar considerados parte de la ciudad. Ni siquiera tenían agua corriente, electricidad ni otros servicios básicos”, explica el director.

"Todos hemos remado unidos en la misma dirección: la lucha vecinal, la clase obrera, la disidencia pacífica y los pequeños grandes cambios que todos podemos hacer para mejorar el mundo. Una historia que, homenajeando un lugar concreto, Torre Baró, no entiende de fronteras ni de lenguas, sino que es universal", añade.