Elio es huérfano y vive con su tía, que dedica mucho tiempo a su trabajo. Él se siente solo y sueña con que los extraterrestres le secuestren. Y lo consigue. Un día es transportado al Comuniverso, una organización interplanetaria con representantes de galaxias de todas partes. Rodeado de seres muy diferentes y, al mismo tiempo, muy parecidos a él mismo, Elio se encuentra en un grave aprieto cuando le identifican por error como el embajador de la Tierra ante el resto del universo, y completamente desprevenido ante ese tipo de presión, debe formar nuevos lazos con formas de vida alienígenas excéntricas, sobrevivir a una serie de pruebas extraordinarias y de alguna manera descubrir cuál es su verdadero destino.

“Es un deseo cumplido. En su lugar, tiene exactamente la reacción opuesta a la que tendría cualquier otra persona tras ser secuestrado por seres desconocidos del espacio. Está eufórico. Creo que esta película refleja a la perfección esa sensación de asombro e imaginación. Es muy emocionante verle por fin ir al espacio y ver cómo todos sus sueños se hacen realidad”, dice una de las directoras.

Elio, aunque creada sobre la imaginación y el mundo emocional del personaje, requirió mucha investigación por parte del equipo de la película. La productora Mary Alice Drumm lo explica: “Nos reunimos con la Dra. Jill Tarter al principio del proyecto, una de las fundadoras del Instituto SETI. Ella es una astrónoma que ha estudiado la inteligencia extraterrestre. Nos enseñó a concebir el espacio de una forma más amplia, lo que a su vez nos ayudó a sentirnos más conectados con este lugar. Todos somos terrícolas. Hay tema muy potente en esta historia con el que podemos identificarnos todos”.