“Habíamos hecho dos películas en el noreste, historias de personas atrapadas en esta sociedad fracturada. Inevitablemente, ambas terminaron mal. Aun así, conocimos a muchas personas fuertes y generosas, que responden a estos tiempos oscuros con valentía y determinación. Sentíamos que teníamos que hacer una tercera película que reflejase eso”, dice el veterano cineasta Ken Loach, referente imprescindible del cine social y comprometido en el mundo.

Yo, Daniel Blake y Sorry We Missed You son los dos títulos anteriores a los que se refiere Loach y esta película, El viejo roble es el cierre de esta trilogía, en la que, a pesar de la apuesta por la esperanza que contiene no se pierde de vista el sufrimiento de las personas que viven en esta zona de Inglaterra.

Sin trabajos tras el cierre de las minas, abandonados después también por la izquierda, los personajes de este relato viven en una localidad depreciada, donde las casas ya no valen ni la mitad de lo que costaron en su momento y que ahora, justamente por ello, son un sitio idóneo para alojar a refugiados. La pobreza de los habitantes de allí y la pobreza de los que llegan conviven con servicios que ya no existen, todo se ha cerrado o está a punto de derrumbarse para siempre.

En ese entorno es donde se produce la llegada de unas familias que huyen de la guerra de Siria y a la que los habitantes de este pueblo del noreste de Inglaterra no acogen bien. ¿Dónde nacen este odio y este racismo? es la pregunta que se hacen Ken Loach y el guionista Paul Laverty en esta película.

El viejo roble es una película que aboga por el colectivo y por la solidaridad, que recuerda lo importante de la conciencia obrera y de la lucha del trabajador y que llama a la acción en todo el mundo. “Hay otras zonas, por supuesto, de las que se puede decir que poseen las mismas cualidades: la adversidad, la lucha, la solidaridad. Esta última es nuestra fuerza. Un día, tenemos que estar tan organizados, tan decididos, que nuestra solidaridad colectiva acabará con la adversidad y la necesidad de luchar. Ya hemos esperado suficiente”.