“Llevaba tiempo buscando una novela para poder llevarla al cine”, reconoce el cineasta Antonio Méndez Esparza, reconocido en el cine documental y que ahora se lanza a la ficción con esta adaptación del libro de Juan José Millás. La película se estrenó en la sección oficial de la 68 Seminci de Valladolid.

Historia de una mujer que se queda sin trabajo y comienza a trabajar de taxista en Madrid, Que nadie duerma es el relato de una mujer, Lucía, que decide vivir como ella quiere, buscar el amor y la aventura cada día. Un vecino actor y una clienta, productora de teatro, roban su propia historia y la llevan a escena. Luego llegará la venganza.

“El personaje de ella me intrigaba. Empezamos a hablar más y fuimos poblando la historia. Lucía tiene una dimensión personal que es complicada, de alguna manera, entonces teníamos que hablar mucho. Y así fuimos encontrando, digamos, la razón de muchas de las cosas que surgen en la historia”, explica el director.

Completamente ajena al cine documental que ha hecho antes este cineasta, la película, sin embargo, aprovecha algunas de las herramientas que han construido su filmografía. “Entiendo que es una película muy distinta a las que he hecho antes y en un momento de duda intenté llevarla bastante a mi terreno. filmar en calles reales, con el mayor número posible de actores naturales… buscando el accidente en el rodaje… y me permitieron jugar así, de una forma a la que yo estaba habituado. Al final, para mí ha sido muy natural, porque al principio tenía un poco de miedo y ciertas dudas”.

“Por supuesto, partimos de la novela de Millás, pero luego fuimos adentrándonos en el universo interior del personaje. Ya era un relato difícil de clasificar porque en el había comedia, drama, horror…”, declara Méndez Esparza, que en esta película reflexiona sobre la responsabilidad del arte, del artista y sobre el daño que puede hacer cuando el arte se construye sobre mentiras.

“Pero yo lo llevé mucho en mi terreno, a mi propia experiencia como cineasta. Esta es una película de robo de la verdad y ¿qué justificación hay para eso?  Creo que la responsabilidad recae en el individuo y que hay un castigo posible. Y en este caso creo que el arte tiene responsabilidad, sobre todo para mí. El que crea tiene una responsabilidad”.

Que nadie duerma aprovecha el mundo del taxi para ir retratando la realidad de una ciudad como Madrid. “Es fascinante para mí todo lo que descubrí en Madrid. Es la posibilidad de retratar el tejido de la ciudad y esa oportunidad solo surge del encuentro con los personajes, con los actores naturales que aparecen. Vimos a muchas mujeres taxistas y gracias a ellas corregimos muchas decisiones”.

Esta mujer cuenta en esta ficción su historia real, “una historia que no ensayamos, simplemente ella está hablando de sus cosas. Yo tenía un deseo intenso de retratar eso, todo lo que me rodeaba aquellos días, lo que encontraba”.