Laura Ferres se ha convertido en la primera cineasta española que ha ganado el máximo galardón en la Semana Internacional de Cine de Valladolid en sus 68 años de historia. Lo ha hecho con una propuesta radical, La imatge permanente, nacida de sus propios recuerdos e inspirada en la figura de su abuela materna.

Estrenada en el Festival de Locarno, la película comienza en la Andalucía del siglo pasado para volver después a la actualidad, a la realidad de Prat de Llobregat, desarrollada como ciudad dormitorio de Barcelona con emigrantes procedentes del Sur de España. Es el territorio natural y familiar de la cineasta.

Historia contada en viñetas de mujeres, especialmente de dos. Una, Antonia, que abandonó su pueblo andaluz embarazada cuando era una adolescente, hace cincuenta años. Y otra, Carmen, directora de casting que busca personas que cuenten lo que recuerdan después del cambio de la ciudad. Ambas se conocen en este proceso.

La película, en palabras de su directora, “trata de lo que queda grabado en nuestra memoria para plantear una pregunta: ¿quién dijo que el tiempo cura todas las heridas? Esta idea parte de canciones e historias de los trabajadores que emigraron de Andalucía a Cataluña en la España de la posguerra. Necesitamos ficción en nuestras vidas, y el deseo de ficción no se halla solo en el cine, sino también en la música, las historias orales, las supersticiones…”

“La idea de retratar la mayoría de estas escenas como viñetas me pareció adecuada para hablar de las imágenes como recuerdos. Y uno de los elementos más importantes del cine es el tiempo: no creo que el cine deba imitar la realidad; debe actuar sobre la realidad. En resumen, la estructura elíptica del guion me hizo pensar que esta podría ser una película sobre el tiempo, sus cambios y su permanencia. La película trabaja sobre más dualidades: el campo y la ciudad, el pasado y el presente, una huida y una búsqueda, la oscuridad y la ternura...”