Roman Polanski hace una brillantísima lectura de La Venus de las pieles, la novela de Von Sacher-Masoch, y con ella se rinde públicamente ante su compañera Emmanuelle Seigner. La acompaña un admirable Mathieu Amalrich, perfecto alter ego del cineasta.
La Venus de las pieles es la novela que más polémica levantó en tiempos de su autor Leopold von Sacher-Masoch (segunda mitad del siglo XIX), inspirador del término masoquismo. Roman Polanski no es el primero que firma en el cine una adaptación de esta obra tan conocida, pero es, sin ninguna duda, el que ha hecho la mejor de todas ellas.
Mathieu Amalrich y Emmanuelle Seigner no son aquí solo sus actores –los únicos de toda la película-, sino que
son cómplices de este precioso mecanismo que, gracias al talento de Polanski, se transforma en una joya de mil reflejos. No son uno ni dos o tres los temas que van surgiendo en esta película, son tantos y tan variados que es casi imposible enumerarlos sin olvidar algunos de ellos.
Si en la novela un hombre cuenta la historia de su relación con una mujer al narrador, que a su vez ha relatado un sueño que ha tenido con una Venus tapada con pieles, en la película,
Roman Polanski hace aparecer a la mujer –que en un momento es también la Venus- en el escenario de un teatro. Thomas y Vanda son los dos únicos personajes. El primero es el adaptador del texto de von Sacher-Masoch, un tipo que se va a estrenar como director de escena. Lleva todo el día haciendo pruebas a actrices y actores para su obra y no ha encontrado a nadie. A punto de marchar, entra en el teatro una mujer, empapada por la lluvia. Es una persona vulgar, inculta, que, sin embargo, cuando se mete en el papel sufre una transformación absoluta. Comienzan a interpretar a los personajes y a medida que la prueba sigue adelante, Thomas siente cómo crece su atracción hacia esta mujer, un sentimiento que va acercándose a la obsesión.
No es posible olvidar que ese personaje femenino que va creciendo imparable en esta historia está interpretado por Emmanuelle Seigner, la pareja del cineasta, y que a él dedica lo que algunos han traducido ya como una rendición amorosa pública. Declaración de amor o no,
la película habla no solo del amor, también mira de cerca al ser dominante, la pureza de la obra de arte, el poder real del artista frente a ella, incluso denuncia la simpleza a la que se ha llevado el cine de hoy y que confunde a muchos espectadores.
Mathieu Amalrich, por su parte, es un evidentísimo alter ego del director.
Miras a Amalrich y ves a Polanski, casi inevitablemente. Es un reflejo perfecto sobre el que proyectar pensamientos y emociones y que, dada la altísima calidad interpretativa de este actor, funciona a las mil maravillas.
Roman Polanski consigue con esta película, de apariencia sencilla, tal profundidad que la reacción primera tras los créditos finales es la de querer volver a ver esta pequeña joya y descubrir más y más cosas dentro de ella.
Dirección: ROMAN POLANSKI. Guion: DAVID IVES Y ROMAN POLANSKI, BASADO EN LA OBRA DE DAVID IVES ‘VENUS IN FUR’. ADAPTACIÓN DE LA NOVELA DE LEOPOLD VON SACHER-MASOCH. Producción: ROBERT BENMUSSA Y ALAIN SARDE. Fotografía: PAWEL EDELMAN. Montaje: MARGOT MEYNIER Y HERVÉ DE LUZE. Música: ALEXANDRE DESPLAT. Reparto: EMMANUELLE SEIGNER Y MATHIEU AMALRICH. Distribuidora: Nirvana. Estreno: 31 de enero de 2014. www.wandavision.com
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