Los personajes de Después de mayo, de Olivier Assayas, se buscan a sí mismos, exploran territorios diferentes, viajan, viven aventuras intelectuales y artísticas… Los comienzos de los setenta fueron momentos de ebullición, tiempos de agitación de pensamiento, de ideas poderosas y… en esos dos, tres primeros años nacieron además grandes películas.
![El pequeño salvaje](/media/wp-content/uploads/2013/06/El-pequeño-salvaje.jpg)
François Truffaut hizo
El pequeño salvaje, con la que ganó el Premio a la Mejor Película en la Seminci de Valladolid. Jean-Pierre Cargol y el propio cineasta eran los protagonistas de esta magnífica reflexión sobre el poder de la educación. También en Francia, Louis Malle rodó la hermosísima
Un soplo en el corazón y Buñuel hizo
El discreto encanto de la burguesía.
![El espíritu de la colmena](/media/wp-content/uploads/2013/06/El-espíritu-de-la-colmena.png)
Mientras tanto, en España, Antonio Mercero hacía historia con
La cabina y Víctor Erice firmaba la que para muchos es la mejor película del cine español,
El espíritu de la colmena.
![La naranja mecanica](/media/wp-content/uploads/2013/06/La-naranja-mecanica.jpg)
El cine anglosajón se movía también por universos apasionantes. Stanley Kubrick estrenaba
La naranja mecánica, Alfred
Hitchcock rodaba
Frenesí, y en EE.UU. aparecían títulos como
Johnny cogió su fusil (Dalton Trumbo),
La última película (Peter Bogdanovich),
Perros de paja (Sam Peckinpah),
Serpico (Sidney Lumet),
El exorcista (William Friedkin) y
El Padrino (Francis Ford Coppola).
![Solaris](/media/wp-content/uploads/2013/06/Solaris2.jpg)
Andrei Tarkovsky finalizó entonces
Solaris e Ingmar Bergman rodó
Gritos y susurros. Abbas Kiarostami hizo su primera obra, un cortometraje de doce minutos titulado
Bread and Alley. Y son solo algunos de los títulos de estos principios de los setenta.
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