Miércoles, 24 Abril 2024
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Jacques Audiard: “Me planteo cómo salir del género si todo es género”

Jacques Audiard, autor de Un profeta, una de las grandes películas de la década, cambia el claustrofóbico mundo masculino de la cárcel en que se desarrollaba aquella por un universo abierto, lleno de sol y protagonizado por una mujer. De óxido y hueso, con Marion Cotillard y Matthias Schoenaerts, es una historia de amor en un mundo moderno y brutal, en el que los personajes y ese amor que nace entre ellos son los verdaderos héroes.

Nacida de los relatos de Craig Davidson (Rust and Bone), la película es un relato poderoso, contundente, que muestra este mundo en crisis, dominado por la barbarie, y que presenta a unos personajes que, aunque devastados por el drama, apuestan por vivir. Ali se encuentra de pronto con un hijo al que tiene que atender y con el que tiene que conseguir sobrevivir. Stephanie, por su parte, es una domadora de orcas en un parque acuático. Es guapa y tiene éxito, y eso la llena de  soberbia y engreimiento. El primero intenta buscar una salida en el circuito de peleas ilegales. Ella sufre un accidente y pierde las piernas. Pero ambos se encuentran. No hay en su relación lástima ni compasión, los dos deciden vivir y escapar a su condición. Ganadora de los Premios a la Mejor Dirección, Mejor Guion y Mejor Actor en la Seminci de Valladolid y del máximo galardón en el Festival de Londres, la película demuestra el pulso narrativo de un autor con una notable personalidad, que traspasa la piel de sus actores para tocar su intimidad y sus emociones, y que retrata el mundo de hoy desde una singular mirada estética.

LA GRAN ILUSIÓN.- El amor en esta película crece por fin cuando a los personajes se les arrebata algo importante en sus vidas, ¿vivimos más pendientes de cosas que no son esenciales, sin darnos cuenta de qué es lo importante?

JACQUES AUDIARD.- El amor es el héroe de la película. Aquí los personajes son valientes, pero el auténtico valor es el de demostrarse el amor. Ali no tiene ni palabras ni cultura del amor, él es un hombre de actos, pero lo que más le cuesta en la vida, a pesar de todo, es decirle a ella que la ama. Ella pierde las piernas y con ellas, su arrogancia. Entonces, por fin, su vida deja de contradecir la idea del amor. Hay otras clases de amor en la película, entre padre e hijo, entre hermanos…

LGI.- Las relaciones padre-hijo ya han surgido antes en su cine, ¿es una obsesión?

JA.- En cierto modo, pero aquí no es como en las anteriores películas. Aquí, el personaje de Ali era diferente en el guion, es otro en la película. Era más duro, más cerrado y brutal. Entonces nos preguntamos cómo iba a poder gustarle un poco a Stephanie. Matthias Schoenaerts lo ha llevado más a la juventud y eso cambiaba la relación con el niño. Es una relación más de hermano mayor, falto de atención. Cuando saca al niño del hielo, descubre la paternidad.
"Los personajes son valientes, pero el auténtico valor es el de demostrarse el amor"

LGI.- Ali no siente lástima por Stephanie, que hubiera sido la reacción normal en este mundo…

JA.- La piedad es peligrosa y creo que siempre hay cosas que se pueden hacer, pero piedad, lástima, no. A Ali, además, no le importa nada si le falta un dedo o dos piernas, no tiene una relación estética con el cuerpo, como ella.

LGI.- Con De óxido y hueso vuelve usted a usar el género como una herramienta, parece un melodrama, pero no lo es. ¿Por qué nunca deja sus películas dentro del género?

JA.- Esto viene por mi gusto por la modestia del cine de género. Ahora me pregunto ¿qué sería un cine que no fuera cine de género? Y al mismo tiempo me planteo cómo salir del género si todo es género. Tenía ganas de hacer un melodrama, con personajes en situaciones extremas e ir lo más lejos posible en la verosimilitud.
"Quería hacer un melodrama con personajes en situaciones extremas e ir lo más lejos posible en la verosimilitud"

LGI.- ¿Cómo se hizo lo de la amputación?

JA.- Habías unas medias verdes que luego en laboratorio se quitaban y también utilizamos otras técnicas más primitivas, dobles fondos en la silla de ruedas… Hacerlo en 3D hubiera sido muy caro, así que apostamos por técnicas más rudimentarias y fue muy divertido, fue una especie de bricolaje casero. Yo vi muy tarde las piernas cortadas, la primera escena que vi fue la del cartel, cuando sale del agua. Y fue un shock erótico para mí. Pero entonces empecé a preguntarme si no me habría pasado, si iba a ser soportable.

LGI.- Hay en su manera de rodar a los actores una especie de carnalidad, algo casi material…

JA.- No me veo de otra manera. Cuando veo a un actor, lo filmo de esa manera, no tengo otra solución. Cuando estamos rodando, yo no lo veo y seguimos trabajando y, de pronto, lo veo, y ya no tengo elección. Y ahí cambias cosas, el tono de la situación, pero siempre alrededor de eso que he creído ver. A veces, no lo consigo.
"Cuando vi la primera imagen de ella sin piernas, para mí fue un shock erótico"

LGI.- Entonces, ¿usted no tiene la película en la cabeza cuando empieza a rodar?

JA.- No, la película no existe antes en mi cabeza, por eso tengo que trabajar mucho en el guion, para tener la intuición de algo. Hay que buscar.

LGI.- Siempre ha rodado adaptaciones ¿por qué?

JA.- Porque siempre parte de una ilusión, una falsa ilusión. Leo algo y pienso que va a ser más fácil o más rápido, pero es doblemente falso.   Dirección: Jacques Audiard. Guion: Jacques Audiard y Thomas Bidegain. Producción: Jacques Audiard, Martine Cassinelli, Pascal Caucheteux, Antonin Dedet y Alix Raynaud. Fotografía: Stephane Fontaine. Montaje: Juliette Welfling. Música: Alexander Desplat. Reparto: Marion Cotillard, Matthias Schoenaerts, Armand Verdure, Celine Sallete, Corinne Masiero, Bouli Lanners y Jean Michel Correia. Distribuidora: Vértigo Films. Estreno: 14 de diciembre. www.vertigofilms.es

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