‘MENTES BRILLANTES’ / El director y guionista Thomas Lilti vuelve a utilizar la Medicina para contar una historia de la actualidad francesa. Vincent Lacoste y William Lebghill son los protagonistas. www.cinesrenoir.com

Thomas Lilti se dio a conocer con Hypocrates, una película inspirada en sus propias experiencias como médico y con la que retrataba la realidad de los hospitales públicos en Francia. Tuvo un gran éxito en su país y muy buena acogida en España, a donde volvió con Un doctor en la campiña.

Rodando este segundo largometraje, el director y guionista, que también es médico, se empezó a preguntar por qué había tan poco médicos en las zonas rurales en Francia. “Llegué a la siguiente conclusión: tal vez el problema no sean los jóvenes médicos, sino el sistema que los forma”. Y ahí nació esta película.

“Quería contar la violencia y el reto de estos grandes exámenes que determinan toda una vida. Yo viví ese demente primer año de Medicina”

Mentes brillantes es una reflexión acerca de la vocación auténtica y sobre las dificultades con que se encuentran los estudiantes en las Universidades francesas, donde tal vez el sistema de enseñanza no sea el más apropiado para practicar posteriormente una profesión que requiere tanto compromiso como la Medicina.

En Mentes brillantes se presenta a Antoine, un chico que decide prepararse para las pruebas de acceso a Medicina… por tercera vez. Mientras él se esfuerza muchísimo en conquistar su objetivo, Benjamin llega lleno de vitalidad y esperanza a su primera vez. Sin embargo, pronto se dará cuenta de que esto no es pan comido.

En un mundo tan competitivo y caracterizado por noches de estudio intenso en lugar de fiestas universitarias, los dos amigos tendrán que encontrar un término medio entre el sacrificio del presente y la esperanza de un brillante futuro. Un retrato de una realidad que acompaña a los estudiantes de Medicina en el mundo.

“Aquí la Medicina es una forma de hablar de esta ‘hipercompetencia’ que nuestra época nos obliga a vivir”

“Lo que me interesa aquí son los jóvenes y cómo el sistema no hace nada para ayudarlos ni para ponerlos en valor. Quería contar la violencia y el reto de estos grandes exámenes que determinan toda una vida. Yo viví ese demente primer año de Medicina donde tu vida se centra exclusivamente en estudiar algo que finalmente será evaluado en pocas horas”, dice Thomas Lilti.

Aquí la Medicina no es un pretexto, “es una forma de hablar de esta ‘hipercompetencia’ que nuestra época nos obliga a vivir. Estamos saliendo de la escuela secundaria y el sistema educativo ya nos pone a competir, nos clasifica, nos opone. ¿En qué momento hemos aceptado esto como normal? ¿Este sistema funciona realmente? A través de esta película, quería hacer una declaración y plantear estos problemas”.