Viernes, 13 Diciembre 2024
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Dominic Cooke: “Los jóvenes tienen unas expectativas nada reales de la sexualidad”

‘EN LA PLAYA DE CHESIL’ / Dominic Cooke debuta en el cine con la adaptación de una de las novelas más celebradas de los últimos tiempos, Chesil Beach, de Ian McEwan. www.cinesrenoir.com

El director de escena Dominic Cooke debuta en el cine con un proyecto delicadísimo, la adaptación de una de las novelas más celebradas de los últimos tiempos, Chesil Beach, del gran Ian McEwan. A la responsabilidad de llevar a la gran pantalla una magnífica obra se une la dificultad de traducir la sutileza y belleza de una historia que revela la vida interior de unos personajes, dos jóvenes abandonados a su desconcierto y acorralados por sus traumas en su noche de bodas.

Saorise Ronan y Billy Howle son los protagonistas de este relato, rodado sobre guion del propio Ian McEwan, en el que se retrata a una pareja en 1962, muy poco antes de la gran revolución de los sesenta, en que su historia hubiera sido completamente distinta. El fantasma de los abusos sexuales, la represión, la herencia familiar, el clasismo… planean sobre Florence y Edward la primera noche de su boda.

LA GRAN ILUSIÓN.- Llevar al cine una gran novela de uno de los escritores más prestigiosos del mundo ¿no es demasiada responsabilidad para debutar en el cine?

DOMINIC COOKE.-Intenté no pensar mucho en eso y pensar más en el contenido y en el proyecto. Me siento cómodo trabajando con escritores porque soy director de teatro y ya he trabajado con unos cuantos escritores vivos. Aunque sean de perfil tan alto como el de Ian McEwan, una vez que se inicia el proceso, siempre es igual.

“Lo que más nos interesaba eran los personajes y hasta qué punto estaban definidos por sus circunstancias”

LGI.- ¿Cuáles fueron las claves del trabajo con él?

DC.- Ian McEwan no necesitó explicar mucho, cuando yo empecé a trabajar ya había un borrador que hizo él. Al ser una novela corta no tuvimos que quitar contenido. Sí había que escribir los diálogos porque la novela no los tenía, había que traducir muchos pensamientos en diálogos. El reto mayor era dar con los actores que supiesen transmitir esa vida interior. Yo conocía a Billy Howle y McEwan conocía a Saorise Ronan de cuando se hizo Expiación.

LGI.- Es una historia en la que se habla de muchas cosas…

DC.- Lo que más nos interesaba eran los personajes y hasta qué punto estaban definidos por sus circunstancias. Y la forma en la que la sociedad se había negado o no había sabido cómo prepararles para ese momento. También cómo los traumas de la infancia les habían herido emocionalmente y ahora eran incapaces de conectarse.

“De los jóvenes de hoy me conmueve la impaciencia y el entusiasmo que tienen sobre los temas de género”

LGI.- ¿Eso último tiene que ver con el fantasma de los abusos sexuales que planea por la película y la novela?

DC.-Sí y eso es una cosa que se ha recibido con ambigüedad, porque el abuso infantil se ve como algo tan fuera de la norma que la mayoría de la gente no ve la conexión con abusos a otros niveles, con depravación y otros… Es un rasgo de la infancia de esta mujer pero es un recuerdo del que ni ella es consciente. Esa gente ha quedado dañada por la herencia recibida. Si eso se hubiera contado de una forma muy explícita, habría habido una descompensación con los otros abusos de los que queríamos hablar.

[caption id="attachment_16570" align="aligncenter" width="640"] Billy Howle con el director Dominic Cooke, en el rodaje de la película.[/caption]

LGI.- ¿Se puede establecer algún paralelismo con la juventud de hoy?

DC.- El paralelismo es que los jóvenes hoy tienen unas expectativas nada reales de la sexualidad. Abordan la primera relación sexual a partir de lo que ven en Internet, sobre todo los chicos, y buscan una perfección que hace mucho daño. La película habla de la intimidad, de la sexualidad y de las relaciones íntimas. A muchos jóvenes de hoy, como en 1962, les cuesta hacer la unión de esas dos cosas.

“Es interesante preguntarse hasta qué punto la vida interior de cada uno se define por la sociedad en la que vivimos”

LGI.- ¿Qué es lo que más les diferencia?

DC.- Las presiones a los jóvenes de entonces y ahora son distintas y parecidas. Creo que los diálogos más abiertos de hoy sí tienen un efecto positivo. En los sesenta se posibilitó la idea de las relaciones alternativas. Ahora hay un lenguaje psicoterapéutico para todos que nos hace conscientes de las fuerzas que nos van determinando.

LGI.- En realidad, los protagonistas de esta historia están a un paso de esa revolución social, lo mismo que los de hoy ¿no?

DC.- Sí. De hoy, me conmueve la impaciencia y el entusiasmo sobre los temas de género y el hecho de que estén hablando de temas de los que antes no han hablado. Lo que antes parecía aceptable ya no se ve así. Hay un potencial para un gran cambio, aunque los grandes cambios también pueden resultar difíciles y dolorosos. Es interesante preguntarse hasta qué punto la vida interior de cada uno se define por la sociedad en la que vivimos. En el futuro la gente se preguntará por qué pensábamos nosotros de este modo.

“La película incumple un contrato con el público, el contrato que decía que el pasado era mejor que el presente”

LGI.- La brecha entre padres e hijos es esencial en la película…

DC.- Siempre hay una brecha entre generaciones. Yo, como padre, soy más consciente del hecho de ser padre que lo que fueron los míos. Ahora pensamos en los efectos de los que hacemos como padres, antes no se paraban a pensar.

LGI.- ¿Uno de los riesgos de la película es cambiar la tendencia y mostrar en el cine el pasado de Reino Unido no tan óptimo como habitualmente se hace?

DC.- Y es muy interesante porque la película incumple un contrato con el público, el contrato que decía que el pasado era mejor que el presente. Muchas películas británicas son muy sentimentalistas con el pasado. Lo presentan blando, suave, no suelen mostrar a los miles que vivían en el siglo XIX en barriadas, en guetos… Nosotros queríamos decir lo contrario, incluso los privilegiados económicamente lo tenían difícil emocionalmente. Los padres de los personajes habían pasado por dos guerras y vivían un desgarro emocional, era una generación traumatizada. En Reino Unido no hay manera de expresar eso. Mi abuelo peleó en la I Guerra Mundial y era agresivo con sus nietos.

“En Gran Bretaña se está levantando la reja que tapaba el racismo, la xenofobia, el nacionalismo… Es un lugar infeliz”

LGI.- ¿En su país ahora se vive el trauma del Brexit?

DC.- Estamos preocupados y con miedo al futuro. Se está levantando la reja que tapaba el racismo, la xenofobia, el nacionalismo… Está floreciendo todo eso otra vez. Ahora es un lugar realmente difícil y un país infeliz. Supongo que de esto lo positivo es aprender quiénes somos de verdad, realmente, lo mismo que ahora en EE.UU.

LGI.- Su película habla también de clasismo, ¿sigue habiendo tanto clasismo hoy en su país?

DC.- Está muy presente, pero ahora se manifiesta de un modo más sutil que en 1962. Gran Bretaña sigue siendo un país muy jerarquizado.

  Dirección: DOMINIC COOKE. Guion: IAN MCEWAN SOBRE SU PROPIA NOVELA. Producción: ELIZABETH KARLSEN Y STEPHEN WOOLLEY. Fotografía: SEAN BOBBITT. Montaje: NICK FENTON. Música: DAN JONES. Reparto: SAOIRSE RONAN, BILLY HOWLE, EMILY WATSON, ANNE-MARIE DUFF, SAMUEL WEST, ADRIAN SCARBOROUGH. Distribuidora: BTEAM PICTURES. Estreno: 29 de junio de 2018. Puedes comprar tu entrada aquí.

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