Ridley Scott, a punto de cumplir 86 años, 69 en activo, vuelve a firmar una superproducción con un impresionante despliegue para contar el ascenso y la caída de Napoleón Bonaparte. Las batallas más importantes que libró, su amor por Josefina de Beauharnais, los años de destierro y la caída definitiva en Waterloo se muestran en esta película, protagonizada por Joaquin Phoenix.

Rodada sobre un guion de David Scarpa, Napoleón cuenta en su reparto artístico con la actriz Vanessa Kirby, que da vida a la emperatriz Josefina, en una de las interpretaciones más interesantes de la película. Con ella, Tahar Rahim, en el papel de Paul Barras; Paul Rhys, como Talleyrand, o Rupert Everett, interpretando al duque de Wellington.

Joaquin Phoenix es Napoleón Bonaparte en esta ficción, en un trabajo en el que muestra sus ambigüedades y debilidades, tanto como su ambición, su inteligencia como estratega militar y su valor en la batalla. Su relación con Josefina va marcando las distintas etapas de su carrera hacia el poder.

“Lo comparo con Alejandro Magno, Adolf Hitler o Stalin”, ha dicho Ridley Scott en declaraciones a Empire en el que habla del personaje histórico y de la película. “Era un hombre que tenía un montón de cosas malas en su haber. Al mismo tiempo, fue un personaje que destacó por su valentía, su capacidad de hacer y su dominio. Fue extraordinario”.

“Quería evitar las convenciones de la película biográfica”, añade Ridley Scott, quien ha confesado que reescribió el guion de la película para adaptarla a la interpretación de Joaquin Phoenix. “Joaquín está lo más alejado posible de lo convencional. No deliberadamente, sino por intuición. Eso es lo que le motiva.

“Hizo que Napoleón fuera especial al cuestionarlo constantemente. Desmontamos la película para ayudarle a centrarse en quién era Bonaparte. Tuve que respetar eso, porque lo que decía y cuestionaba era increíblemente constructivo. Hizo que todo creciera más y mejor”.