Hay películas en las que el trabajo de un actor está más allá de discusiones de calidad, de baremos interpretativos. Lo que Elio Germano consigue en La nostra vita es una especie de encantamiento, de espacio de ilusión inconsciente, en el que uno va entrando sin ninguna resistencia hasta que, noventa minutos después, comprende que ha estado atrapado en el universo vital de un tipo que ha convertido en prodigio su historia.
Germano se llevó el Premio al Mejor Actor en el Festival de Cine de Cannes en 2010. Mucho más que merecido, el galardón no hace, por supuesto, de menos al resto de los actores de la película ni a ésta en sí. Danielle Luchetti, director de Mi hermano es hijo único, dirige a un grupo de intérpretes que se rinde a la humanidad de sus personajes. Hombres y mujeres que viven en esa franja socioeconómica en la que no son pobres, tienen lo necesario para vivir, pero a veces llegan con ciertas dificultades a final de mes.
El protagonista es un hombre, padre de tres hijos, que trabaja en la construcción y que, tras una tragedia, encuentra la posibilidad de subir un peldaño más y convertirse en contratista de obra. Sin embargo, ello no es fácil, especialmente por el dilema moral que se le plantea. Las cosas van sucediendo en la película con en la vida y se va viendo el día a día de este hombre, de sus hijos, de sus hermanos y sus familias, de los inmigrantes que trabajan ilegalmente en la construcción…
“Mientras escribíamos esta historia, Rulli, Petraglia (guionistas) y yo queríamos evitar dar un mensaje político a través de nuestros personajes. Queríamos hablar sobre ellos pero no causar un debate social. Por supuesto, una interpretación política, en el sentido noble de la palabra, puede extraerse de la película, pero no es la motivación principal”, explica el director.
“Esta película fue concebida mientras hacía un documental, por placer, sobre cómo se le daba viviendas sociales a la gente de Ostia que tenía ingresos, pero demasiado bajos para pagar alquileres normales. No eran pobres, pero pertenecían a ese grupo de italianos que tiene un sueldo que en otro tiempo hubiera sido suficiente para vivir sin apreturas, pero que actualmente es insuficiente”, asegura el director, que reconoce que también le inspiró la vida en Israel.
“Otra inspiración: Israel, hace dos años –añade-. Observé muchas familias jóvenes, de paseo a última hora del día. Parejas que aún no habían alcanzado la treintena pero que ya tenían dos o tres niños. Es una bella utopía, impensable en nuestro país. Y así es como decidí contar la historia de una familia joven con tres hijos, situada en un clase social como la que he descrito, que solía llamarse clase trabajadora pero que ya no tiene un término específico con que denominarla”.
Dirección: Daniele Luchetti. Guion: Sandro Petraglia y Stefano Rulli. Producción: Cattleya. Fotografía: Claudio Collepiccolo. Montaje: Mirco Garrone. Música: Franco Piersanti. Reparto: Elio Germano, Raoul Bova, Isabella Ragonese, Luca Zingaretti, Stefania Montorsi, Giorgio Colangeli, Alina Madalina Berzunteanu, Marius Ignat, Awaz Ly y Emiliano Campagnola. Distribuidora: Vértigo Films. Estreno: 26 de abril de 2013. www.vertigofilms.es
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