‘INSTINTO MATERNAL’ / El cineasta belga lleva al cine la novela de Bárbara Abel y sitúa la acción de los años sesenta para aumentar el “aspecto tenebroso” del thriller. www.cinesrenoir.com
Olivier Masset-Depasse rompió muchas barreras con su anterior película, Ilégal, una historia de refugiados, pero también de madres e hijos, que él exploró desde el lado más luminoso y positivo posible. Ahora, con Instinto maternal, se va al otro lado, al más oscuro de la maternidad.
Thriller psicológico protagonizado por Veerle Baetens y Anne Coesens, la película cuanta la historia de Alice y Céline, dos amigas que tienen una relación especial. Viven con sus familias en los suburbios de Bruselas de los 60, en dos idénticas casas adosadas de clase media. Han transmitido su vínculo a sus hijos de ocho años, Théo y Maxime, que han crecido juntos y son como hermanos. Sus maridos también comparten una complicidad similar y las dos familias prácticamente viven como si fueran una sola.
Pero un día, llega la tragedia cuando Maxime muere en un accidente que Alice presencia pero no puede evitar. Céline acusa a Alice de no ser capaz de salvar a su hijo, y su actitud cambia por completo. Su relación, antes tan perfecta, comienza a desmoronarse, y Alice tiene miedo de que su amiga trate de vengarse.
LA GRAN ILUSIÓN.- En su anterior película explotó lo positivo del instinto maternal, ¿aquí quiso adentrarse en el lado oscuro?
OLIVIER MASSET-DEPASSE.- Sí, buscaba una historia para explorar la parte sombría. Me fascina la maternidad, es como un súper poder, la mayor conexión entre dos seres humanos. Quería saber qué pasa cuando a una madre se le priva de ese ser con el que está vinculado.
“Buscaba una historia para explorar la parte sombría de la maternidad. Me fascina la maternidad, es como un súper poder”
LGI.- Para profundizar en el lado oscuro de estas mujeres ¿tuvo que mirar hacia su propia maldad?
OM-D.- Claro, todos tenemos un lado oscuro y todos somos capaces de hacer lo que ocurre en la película. Estas mujeres no son psicokillers, son personas que sufren tanto que les llega una locura pasajera. También tuve que bucear en algunas enfermedades mentales.
LGI.- ¿Por qué trasladó la acción a los años 60?
OM-D.- Porque quería contar un cuento y no caer en la película contemporánea. Toda la parte científica, de expertos… no me interesaba. Además de la sombra de Hitchcock, contar una fábula así permitía al espectador conservar una distancia ‘agradable’, disfrutar de la parte lúdica de la película, no entrar en la oscuridad total.
“Todos los seres humanos tenemos un lado oscuro y todos somos capaces de hacer lo que ocurre en la película”
LGI.- Usted juega con el espectador a la sospecha…
OM-D.- Es un trabajo de equilibrio ése de la sospecha. La película va y viene sobre quién está más loca de las dos y eso requiere mucho trabajo de guion. Además, trabajé con los actores tres meses antes de empezar a rodar. Me gustan los actores del método y los belgas son máquinas de composición.
LGI.- ¿Por qué en sus películas habla siempre de mujeres?
OM-D.- Es verdad que son película de mujeres, pero son falsamente femeninas, porque en realidad hablo de mí, es una forma de desvelarme. El personaje de Alice no está tan lejos de mí. Quería mostrar a esas mujeres, en esa época, en que eran como floreros, la condición de estas mujeres está basada en parte en la falta de referencias. Tal vez si hubieran tenido un trabajo, no hubieran caído en la locura.
“Es verdad que hago película de mujeres, pero en realidad hablo de mí, es una forma de desvelarme”
LGI.- Hay cierto sentido de posesión en estos personajes, ¿quería hablar de ello?
OM-D.- Sí, porque para mí hay una posesión, pero no es la mujer la que posee a los hijos, es el instinto maternal el que las posee a ellas y las empuja. Con hombres hubiera sido otra cosa. La maternidad es una especie de descarga de 10.000 voltios, que se puede gestionar positiva o negativamente.
LGI.- Hay muchas historias de niños en la ficción de hoy, en su obra también, ¿ha reflexionado sobre ello?
OM-D.- Hay muchos niños que desaparecen y creo que es algo que traumatiza a los artistas. Los niños y las mujeres son los esclavos de la humanidad. En Bélgica están traumatizados por esa necesidad de comerse a sus propios hijos. El arte es un reflejo del estado del mundo y en este mundo hay muchos crímenes contra los niños, pedofilia, esclavitud… Y los artistas, algunos, también somos padres, ponemos los peores miedos en nuestras creaciones para no vivirlas en la realidad.
LGI.- Ilégal tenía un componente social y político fuerte, esta película se aparta totalmente de ello.
OM-D.- Sí, venía de una película muy política y me sentía que me estaba repitiendo con una tv movie que hice para Canal+, necesitaba buscar otras cosas. Hay dos tipos de cineastas, los que hacen siempre la misma película y así van marcando su camino, y los que nos movemos en torno a las mismas obsesiones, pero intentamos hacer películas diferentes.
Dirección: OLIVIER MASSET-DEPASSE. Guion: OLIVIER MASSET-DEPASSE Y GIORDANO GEDERLINI, SOBRE LA NOVELA DE BÁRBARA ABEL. Producción: JACQUES-HENRI BRONCKART Y OLIVIER BRONCKART. Fotografía: HICAHME ALAOUIÉ. Montaje: DAMEIN KEYEUX. Música: FRÉDÉRIC VERCHEVAL Y RENAUD MAYEUR. Reparto: VEERLE BAETENS, ANNE COSESENS, MEHDI NEBBOU, ARIEH WORTHALTER, JULES LEFEBVRES, LUAN ADAM. Distribuidora: KARMA FILMS. Estreno: 28 de junio de 2019. Puedes comprar tu entrada aquí.
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