Benjamín Ávila: “Si crees en algo y luchas por ello, eres feliz”
Dic 18, 201200
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El director se inspira en su propia historia para contar la vida de un niño, hijo de unos militantes Montoneros, en algunos de los momentos más duros de la dictadura argentina. Infancia clandestina, Colón de Oro en el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, es la candidata argentina a los Oscar y a los Goya.
Protagonizada por Ernesto Alterio, Juan Gutiérrez Moreno, Natalia Oreiro y César Troncoso, la película, que se presentó en la Quincena de Realizadores de Cannes, defiende el compromiso y la plenitud vital de las personas que lucha por lo que creen. Coproducción entre España, Argentina y Brasil, el filme representa, en palabras de su director, “la vivencia de muchos niños en la última dictadura militar en Argentina (1976-1983) y también representa la mía”.
LA GRAN ILUSIÓN.- Hoy, en que la maternidad y paternidad están casi divinizadas, mucha gente juzga a esos padres de su película, el comentario es: “¿Para qué tienen hijos? ¿para eso?”
BENJAMÍN ÁVILA.- Sabía que existía la posibilidad de que la gente dijera algo así. Alguien que juzga a esos padres es porque no dejó que una parte de la película le tocara. En esa época, esos padres no podían ver de otra manera su vida. Nosotros, como hijos, también nos hemos hecho esa pregunta, pero la respuesta tiene que ver con la madurez. Cuando una película resulta incómoda, a lo mejor es que la sociedad la necesita.
LGI.-¿Con los años ha cambiado la relación hacia su madre?
B.A.- Sí. Cuando era adolescente odiaba a mi madre por ocuparse de esa lucha en lugar de mí. Luego, cuando la detuvieron, pensé que yo era un idiota y que estaba muy lejos de tener un compromiso con la realidad como ella. Cuando ella desapareció, se convirtió para mí en un mito, en una heroína inalcanzable. A los 30 yo fui padre y entonces mi vieja se humanizó, quedó en una madre. Al final, en las relaciones madre e hijo siempre hay reclamaciones y admiración.
"Cuando una película resulta incómoda, a lo mejor es que la sociedad la necesita"
LGI.- En la película es evidente la admiración.
BA.- Los militantes no daban la vida por su lucha. No, ellos vivían por ello, aunque la muerte, sí, era una de las posibilidades. Pero esa idea de dar la vida por algo fue una de las construcciones que se hizo más convenientemente. Se construyó para que los jóvenes no se acercaran a la política. Lo que quiero decir y creo que lo digo con la película es que si militas y crees en algo, eres feliz. Es justo ese concepto, pero al revés. Ellos amaban vivir.
LGI.- La reflexión que ofrece la película se hace desde los ojos de un niño…
BA.- Sí, por ejemplo, cuando se escapa no lo hace para huir de sus padres, lo hace porque es lo que sus padres le enseñaron: hacer lo que uno cree. Esa es la reflexión más profunda que puede ofrecer esta película. En Argentina decimos que desde el diario deportivo del lunes es fácil juzgar, todos podemos juzgar la historia. Pero la película, para Juan, se ha hecho con el diario del sábado, cuando el partido no se jugó. Mis padres no sabían que iban a morir ni mi abuela que iba a tener que buscarlos. Por eso creo que es un punto de vista nuevo para esta historia y que reivindica las decisiones de esa época.
"Hacer lo que uno cree, es la reflexión más profunda que puede ofrecer esta película"
LGI.- ¿Cree que ahora hacemos aquello en lo que creemos?
BA.- La película habla del concepto de fe, creer en lo que estás haciendo para los personajes es su vida, es su filosofía. En nuestra generación y en nuestro mundo eso se ha perdido. En este mundo pasteurizado todos hablamos de derechos, pero nadie los exige. Pensamos que la democracia es el paradigma de este mundo, cuando ¡este mundo es tan injusto! Sin embargo, entonces esas personas estaban cambiando el mundo, lo estaban haciendo realmente. Y esa idea es la que más se aniquiló en este mundo, la idea de poder cambiar el mundo. Esa es la gran victoria de hoy.
LGI.- ¿Cómo ha sido la reacción a la película en Argentina?
BA.- Inesperada, intensa y con mucha gente en el cine. No ha habido escisión entre la crítica y el público. Tampoco ha habido debate político, pero sí familiar. Muchos adolescentes han ido a verla y luego han llevado a sus abuelos al cine y al contrario. La charla familiar es importante para la película porque en ella se habla de lo cotidiano.
LGI.- ¿Con ello pretendía humanizar este episodio de la historia?
BA.- Sí, estoy más en la visión general, no endurecida de la historia, quería humanizarla. Me interesan las películas que abren diálogos entre generaciones y, con este tema, todo el mundo discute y todos tienen razón.
"En este mundo pasteurizado todos hablamos de derechos, pero nadie los exige"
LGI.- La escena de la discusión con el personaje de la abuela…
BA.- Es esencial, es algo que no se había mostrado antes. Con ella pretendía dar valor a lo que realmente es importante en las relaciones, que es el abrazo, no las ideas. En la película lo que importan son las personas. Quería humanizar sus acciones, no todo era miedo y pánico, también había sentido del humor.
LGI.- ¿Usted no tuvo miedo?
BA.- El miedo surge a partir de la conciencia de riesgo. El niño lo siente cuando está encerrado en el escondite. Lo demás, para él, es la vida normal. La gente en la clandestinidad, en la militancia, no estaba todo el día esperando detrás de la puerta a que fueran a por ellos.
LGI.- ¿Qué le gustaría conseguir con la película?
BA.- Me gustaría que los jóvenes entendieran que si crees en algo y luchas por ello, eres feliz. A lo mejor ahora en España con la crisis surja entre los jóvenes algo bueno. Mi mayor deseo es que ahora España esté atravesando la época que vivimos en Argentina en 2001 (el llamado ‘Corralito’) y no la de 1989 (hiperinflación que llevó al 43,7 por 100 de pobreza), porque después se privatizó la Argentina al completo y se destruyó la industria nacional.
Dirección: Benjamín Ávila. Guion: Marcelo Müller y Benjamín Ávila. Producción: Luis Puenzo, Carles Porta, Óscar Rodríguez, Maxi Dubbois y Paulo Roberto Schmidt. Fótografía: Iván Giera. Montaje: Gustavo Giani. Música: Marta Roca y Pedro Onetto. Reparto: Ernesto Alterio, Natalia Oreiro, César Troncoso, Juan Gutiérrez Moreno y Cristina Banegas. Distribuidora: Wanda Films. Estreno: 21 de diciembre. www.wandavision.com
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