Catherine Breillat se pregunta en su nueva película por el deseo sexual femenino, la inocencia adolescente frente al amor, el abuso sexual a menores y las convicciones morales de esta sociedad en su nueva película, El último verano. Remake de la película danesa Reina de corazones, esta historia está protagonizada por Léa Drucker y Samuel Kircher.
Estrenada en el Festival de Cannes y ganadora del Premios Especial del Jurado en el Festival de Gijón, la película de Catherine Breillet presenta a Anne, una brillante abogada que vive con su esposo Pierre y sus hijas. La mujer entabla gradualmente una relación apasionada con Theo, el hijo de Pierre de un matrimonio anterior, poniendo en peligro su carrera y su vida familiar.
LA GRAN ILUSIÓN: En
la película original, la protagonista era una especie de psicópata. ¿Tenía
usted intención de redimir al personaje o, al menos, de presentarle sin hacer juicios?
CATHERINE BREILLAT: De hecho, en Reina de corazones parece que la mujer es una depredadora sexual a
la que lo único que le interesa de los hombres es el sexo. Yo no quería para
nada esto. A mí lo que me interesa es la seducción. De hecho, otra de las cosas
que cambié, aparte de estos en el personaje, es el personaje del joven, porque me
interesaba justamente que fuese el joven el que iniciara la seducción. Las dos
diferencias son fundamentales, pero, aparte de eso, la película guarda mucho
del guion danés, incluso de los diálogos. Lo que pasa es que estos dos cambios modifican
totalmente el sentido de la película. No quería para nada hacer un juicio moral.
LGI: La película habla de la inocencia y de la
pureza del amor adolescente frente al instinto, también del deseo sexual
femenino. ¿Reunir todo esto le sirvió para subrayar la pérdida de inocencia en
relaciones sexuales?
CB: Sí, una de
las cosas, como he dicho antes, que me parecía básica es que es el joven el que
quiere seducir, sobre todo al principio. De hecho, la primera secuencia de sexo,
él dice que eso no es un drama porque para él no ha sido casi nada. Pero el
amor físico hace que se pueda llegar a otro amor y los cuerpos se empiezan a
pertenecer el uno al otro, y de alguna forma se enamoran a pesar de ellos. Al
principio para él es un juego, pero poco a poco el deseo de los dos se va
transformando.
LGI: ¿Quería hablar
de cómo el amor transforma a las personas?
CB: Sí, tenía también muchas ganas de enseñar eso. A partir del momento en que Théo pone el ojo en Anne, todo en sus rostros se transforma, tienen más y ahí casi empieza a haber como una abolición de las edades de los dos. Ella, porque de alguna forma rejuvenece cuando empiezan la relación y él, al contrario, al principio parece un niño y a partir de ese momento ya se le ve como un adolescente más seductor. Es una transformación recíproca. Para mí es como una parte del misterio del amor.
LGI: Hoy esta mujer
estaría cometiendo un delito de abuso contra un menor. Esto es lo que dicen las
leyes y la sociedad. ¿Cree que una de las tareas del cine es replantearse todas
las convicciones, incluso algunas como ésta?
CB: De hecho, hay
una cosa muy curiosa. Antes de hacer la película, esto no hubiese sido un
incesto en Francia y la ley cambió durante la película. Una de las cosas que
más odio del arte del cine es el maniqueísmo y me preocupa que haya cada vez
maniqueísmo en la sociedad, con directores militantes integristas que quieren
educar al público. Yo quiero perder esta noción del bien y del mal y que sea el
espectador el que piense cómo hubiese reaccionado. Mi visión sobre la peli es
que es un adulterio, sí, pero no un incesto. Ella no es la depredadora. El amor
y las cosas en la vida son mucho más borrosas que en el papel, y a mí me gusta
hablar y tratar de seres humanos, no de seres de papel. Es verdad que comete un
delito, pero, para mí, no es culpable a nivel jurídico porque creo que no le ha
hecho daño, aparte de la tristeza o desesperación amorosa. En Francia, tenemos
un presidente que con cuando tenía quince años fue seducido por su profesora y
siguen juntos.
LGI: No es la primera
vez en su cine, pero obviamente estamos en 2024, ¿ya es hora de reivindicar
desde el cine, desde el arte, a la mujer imperfecta?
CB: Sí, exactamente. Ha
habido el movimiento #MeToo, que después de Estados Unidos ha llegado a Francia.
Creo que es importante, pero me preocupa mucho que a partir de ahí se ha
despertado un extremismo moralista. Detesto la propaganda feminista extremista,
yo me considero muy feminista, pero no extremista en el sentido en el que
intento, justamente, hacer perder este esta línea que me parece mucho más
borrosa entre el bien y el mal. Somos humanos y somos falibles.
de Catherine Breillat
Duración: 104 minutos
Calificación: no recomendada para menores de 16 años
Idioma original: francés
Intérpretes:
Estreno: viernes 24 mayo 2024
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