Es uno de los actores más respetados de Hollywood y con una de las carreras más consistentes e interesantes de los últimos decenios. Ahora protagoniza Capitán Phillips, donde interpreta al personaje real de Richard Phillips, secuestrado por piratas somalíes en 2009. Con su participación en esta película, donde tiene algunos de los mejores momentos como actor de toda su vida, ha demostrado que funciona magníficamente bien como cómplice de Paul Greengrass y, sobre todo, que su talento ante la cámara ha ganado con los años.

El primer Oscar lo ganó con Philadelphia en 1993 y un año después se llevó el segundo con Forrest Gump. Con las dos interpretaciones consiguió también el Globo de Oro. Ha hecho comedia, drama, thriller, tragedia, cine bélico… le ha dado la réplica a un balón, se ha enamorado de una sirena, se ha metido en la piel de un vaquero de juguete… “Tonto es el que hace tonterías”, decía el personaje Forrest Gump, pero podría haberlo dicho el Tom Hanks de la realidad, que, aunque no siempre ha acertado, nunca ha dejado que su carrera se le escapara por completo de las manos. Y si no ha tenido ningún patinazo especialmente destacable, lo que sí hay en su vida profesional son algunas interpretaciones memorables. Una de ellas es, sin duda, la de Andrew Beckett en Philadelphia, en la que hizo muy buen equipo con Denzel Washington y con el cineasta Jonathan Demme. El siguiente trabajo, Forrest Gump, tiene fanáticos seguidores y lo contrario, pero por lo uno o por lo otro es inolvidable. Atrápame si puedes, dirigida por Spielberg, es otro título a destacar en su filmografía, lo mismo que La milla verde. Pero, de todas, las mencionadas aquí y los olvidos (seguro que hay muchos), hay que insistir en la sobresaliente tarea que llevó a cabo como Chuck Noland en Náufrago, donde durante más de dos horas tenía en vilo al espectador en solitario, sin el apoyo de otros actores. A estos grandísimos momentos de su carrera como actor hay que añadir ahora los de Capitán Phillips, especialmente en el final de la película, con el que corrobora su notabilísima calidad interpretativa.