Ahora firma la adaptación al cine de La espuma de los días, la novela de Boris Vian, un proyecto que se ha ganado a pulso creando película a película un universo estético especial y propio, el mundo de un soñador en el cine.

 

Los vídeos musicales y la publicidad marcaron los inicios de la carrera de este cineasta, que ha destacado por la originalidad estética de sus películas. Una pieza que rodó para Levi’s le abrió de par en par algunas puertas. En ella, en blanco y negro y sin diálogos, solo música, un tipo al que no se le veía nunca la cara, se bajaba de un coche antiguo –ahí se veía la marca del pantalón-, entraba en una tienda y compraba condones. El dueño de la tienda sonreía y las clientas le miraban. Por la noche, llamaba a una puerta, abrí el padre de la chica a la que iba a buscar, que era, por supuesto, la hija del tendero. Pionero en el uso de ‘bullet time’, la ralentización extrema del movimiento, Michel Gondry debutó en el cine con Human Nature, con guion de Charlie Kaufman. Tim Robbins, Patricia Arquette y Rhys Ifans protagonizaban esta comedia, con la que el director ya anunciaba hacia dónde iba a ir su trabajo. El siguiente título fue ¡Olvídate de mí!, también coescrita con Kaufman. Con aquella película, en la que trató pictóricamente las imágenes, recibió encendidos elogios que le animaron a seguir por esa línea. En La ciencia del sueño se destapó por completo. Con guion propio, el filme estaba protagonizado por Gael García Bernal, Charlotte Gainsbourg y Miou-Miou, y en él el cineasta se presentaba como un creador de universos diferentes, aún no transitados en el cine. Rebobine, por favor, con Jack Black, Mos Def y Danny Glover, una comedia en la que Gondry hacía su personal declaración por el cine, era también una reivindicación de los trabajos en los que menos había empleado el uso del ordenador.  The Green Hornet y The we and the I son los filme anteriores a éste.