J. C. Chandor firma Cuando todo está perdido, historia de una batalla entre el hombre y la naturaleza, que podría ser el último gran desafío interpretativo del veterano Robert Redford.
Un guion de menos de treinta páginas se ha convertido en el que podría ser el último gran reto interpretativo del veterano Robert Redford. Único actor en la pantalla, ha convencido a todo el mundo y entusiasmado a la mayoría desde su estreno en la pasada edición del Festival de Cine de Cannes, donde acudió a la sección oficial fuera de competición.
Cuando todo está perdido es, en palabras de su guionista y director, “una historia muy sencilla acerca de un hombre mayor que decide hacerse a la mar en solitario para una travesía de cuatro o cinco meses. Pero el destino hace de las suyas, la embarcación sufre un accidente y nos pasamos ocho días con él mientras intenta sobrevivir como sea”.
Redford, único actor en la pantalla, ha convencido a todo el mundo y entusiasmado a la mayoría
Cine físico, donde las líneas de pensamiento del personaje se traducen habitualmente en gestos y movimientos, el filme prescinde prácticamente de diálogos, lo que no significa en ningún modo que la acción y el sonido desaparezcan del relato, muy al contrario, la fortaleza del personaje, la fragilidad o no de su embarcación y la potencia del mar existen en cada segundo sonoro de la historia. Una aventura que, llevada al cine, dependía my especialmente del actor que la interpretara.
“La historia supera un viaje y una experiencia de mil pares de demonios –dice el actor, que reconoce que es la primera vez que un director de los que ha seleccionado en Sundance le ofrece un papel en una película. “Me gustó mucho el guion porque era diferente. Era atrevido, excéntrico, sin diálogos. Estaba convencido de que J.C. sería capaz de llevarlo a cabo, de ir más allá de lo que había escrito. Confiaba en él, en que sabía lo que hacía, que lo tenía todo muy claro. También estaba seguro de que podía apoyar su visión aun sin saber hasta dónde quería llegar, y me pareció una experiencia interesante”.
“Me gustó mucho el guion porque era diferente. Era atrevido, excéntrico, sin diálogos”
Una experiencia para la que el equipo necesitó encontrar tres veleros si no idénticos, tan parecidos que nadie apreciara la diferencias. Habría que hundir al menos dos de ellos, lo que significaba también encontrar el lugar donde hacerlo. “Creo que hicimos todo lo que puede hacerse filmando con un barco. Lo hundimos, lo volvimos a sacar a flote, lo hicimos pasar por una tormenta enorme, lo volcamos y volvimos a hundirlo. Era de suma importancia que supiéramos cómo reaccionan esas embarcaciones, cómo se adaptan al mar, cómo se hunden, y cuáles eran los diferentes elementos de los veleros para que la historia funcionara”.
Dirección: J.C. CHANDOR. Guion: J.C. CHANDOR. Producción: NEAL DODSON Y ANNA GERB. Fotografía: FRAN G. DEMARCO. Fotografía submarina: PETER ZUCCARINI. Montaje: PETE BEAUDREAU. Música: ALEX EBERT. Reparto: ROBERT REDFORD. Distribuidora: Universal. Estreno: 14 de febrero de 2014.
Concierto para solista Opus 77
Aviso para navegantes: si a un@ no le gusta el mar o Robert Redford, mejor abstenerse de pasar en su sola compañía y sin diálogos casi dos horas. Al que le guste uno de los dos elementos, a pesar de sus 77 añitos, lo pasará de cine.
Un navegante solitario naufraga cuando un contenedor a la deriva de basura china, -en este caso de deportivas, buena metáfora de los tiempos que corren-, impacta con el velero. Los siguientes 104 minutos retratan los ocho días siguientes en la lucha contra los elementos de una persona mayor y no muy experto navegante, al sur del estrecho de Sumatra, cerca del canal oceánico que une Madagascar con Indonesia. Le sucede todo lo que la mala suerte en un medio tan hostil como el océano te puede deparar.
RR da un verdadero recital de interpretación con los mínimos gestos y a pesar de la precariedad de la situación, mi compañera no para de admirar su ropa -aunque mojada y empercudida-, las pocas arrugas, el fondo del color de los ojos…
Ausente prácticamente la banda sonora, se apoya en una excelente producción de sonido, un cuidadísimo guión y en unos austeros y eficaces efectos especiales rodados en la gran piscina de Ensenada, Baja California, donde se rodó Titanic y cualquier otro film que necesite mover toneladas de agua.
Nadie sabe el nombre ni las circunstancias del navegante solitario. Pero algunos creemos que si el personaje quería medirse a sí mismo al final de la vida, a fe que lo hizo a conciencia.