Tom Hardy es el único actor al que vemos en la pantalla en Locke (las voces de otros intérpretes, como Olivia Colman, Ruth Wilson, Andrew Scott…, le acompañan). Segundo largometraje de Steven Knight, con la única presencia de este profesional, el director y guionista consigue crear un relato de creciente tensión. La historia del cine tiene unos cuantos títulos de películas que no necesitaron más de uno o, a lo sumo, un par de actores para conseguir difusión internacional y, en algunos casos, importantes premios. Los títulos son muchos –Wrecked, El pianista, Repulsión, Phone Booth, 127 horas…-, aquí destacamos cuatro de los más recientes.

‘Náufrago’ (Robert Zemeckis, 2000)

Tom Hanks se chupaba casi una hora de película solo en una isla. Al fin y al cabo era, como dice el título, un náufrago solitario. Eso sí, en la búsqueda desesperada de compañía, encontraba un amigo particular, Wilson, un balón de voleibol que había llegado a la playa con él.

‘Moon’ (Duncan Jones, 2009)

Sam Rockwell era durante la mayor parte de esta película el único actor al que se veía en pantalla. Un tipo en una base minera en la cara oculta de la luna. Ópera prima de Duncan Jones, el filme se llevó el Premio a la Mejor Película Británica Independiente, además de un galardón Douglas Hickox (nuevos talentos) para el director.

‘Buried’ (Rodrigo Cortés, 2010)

Ryan Reinolds, en el papel de Paul Conroy, se pasaba noventa minutos enterrado en un ataúd de madera. Ganadora de un Gaudí (Mejor Película de Lengua no Catalana) y de tres Goyas (guion original, montaje y sonido), se estrenó en Sundance, donde consiguió una enorme repercusión internacional.

‘Gravity’ (Alfonso Cuarón, 2013)

Aunque George Clooney aparece en la película, la mayor parte de ésta queda en manos de Sandra Bullock. La actriz se enfrentó aquí a la soledad máxima, la de alguien perdido en medio del espacio. La película le valió el Oscar a la Mejor Dirección a Cuarón, primer mexicano que conquista el premio.