‘LA MUJER QUE SABÍA LEER’ / Marine Francen se alzó con el Premio Nuev@s Director@s en San Sebastián con esta mirada sincera sobre la verdadera naturaleza de la mujer. www.cinesrenoir.com

Marine Francen, hasta ahora ayudante de dirección de algunos de los grandes, como Olivier Assayas o Haneke, debuta como directora de un largometraje con una película en la que revela la naturaleza de la mujer limpia de cualquier referencia cultural o social. Y con esta mirada personal conquistó el Premio Nuev@s Director@s en el Festival de San Sebastián.

La mujer que sabía leer, adaptación al cine de un relato de poco más de veinte páginas de Violette Ailhaud, El hombre semen, la película cuenta una historia de mitad del siglo XIX. En un pequeño pueblo, los soldados de Napoleón III se llevan a todos los hombres y dejan solas a las mujeres.

“Me encanta la modestia de las mujeres, y, en ciertos momentos, también su sorprendente crudeza”

En su nueva situación, todas sin excepción, hacen un juramento, si en algún momento aparece un hombre lo compartirán. La vida debe continuar. Una decisión que resolverá el problema de la necesidad sexual y, sobre todo, la convicción de tener que seguir creando vida y alimentando a nuevos seres vivos.

La joven actriz Pauline Burlet y el actor Alban Lenoir son los protagonistas de esta historia que subraya la “pulsión de la vida que es una cosa que solo tenemos las mujeres”, un relato de solidaridad, de amistad, de supervivencia y de paz, con el que la directora hace una declaración de intenciones y apuesta por la resistencia femenina.

“Violette es responsable de su tierra, de su madre, de los niños a los que enseñará a leer y de las mujeres con las que ha pactado”

“Para luchar contra la muerte que les acecha -muy probablemente la muerte de sus maridos y de sus hijos varones, y también la muerte de su aldea- las mujeres siguen sus instintos. Como animales. La fuerza de la vida se adueña de ellas. Y yo creo que ésa es la fuerza increíble de las mujeres, la capacidad de llevar ese instinto primario que guía nuestras vidas mucho más de lo que pensamos. Yo crecí en el campo y me sentía cómoda con las mujeres. Me encanta su modestia, y, en ciertos momentos, su sorprendente crudeza.

Violette, la protagonista, aprenderá a leer gracias a Jean, el hombre que aparece en la aldea, y ahí nacerá un nuevo comienzo, cuando ella enseña la importancia de la lectura a las demás. “Las mujeres han empezado una rebelión para defender su libertad. Y Jean participa en esa rebelión al aceptar su pacto. Violette entiende la libertad de Jean y toma su propia libertad. Ella es responsable de su tierra, de su madre, de los niños a quienes tiene que enseñar a leer, y del grupo de mujeres a las que está vinculada por ese pacto. Es una mujer libre, autónoma y moderna”.