Tiene todos los ojos puestos en ella. Joven, guapa, con talento y, sobre todo, con una decidida intención de meterse solo en proyectos interesantes, en los que los personajes femeninos sean más que simples herramientas. Ahora debuta, además, como productora de largometrajes con La desaparición de Eleanor Rigby, un experimento cinematográfico que protagoniza y con el que ha pasado por Cannes, Toronto y San Sebastián. Compañera de Al Pacino en su Salomé, ha hecho papeles en películas que han dado mucho que hablar.
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