Jueves, 02 Mayo 2024
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Cesc Gay: “Yo en el cine no lloro, me reprimo, y eso es absurdo”

Cesc Gay se rodea de un reparto de lujo en Una pistola en cada mano, una comedia donde dice en voz alta 'de qué NO hablan los hombres'.

Las mujeres sienten que por fin un hombre dice en voz alta lo que ellas llevan diciendo toda la vida y los hombres, aunque con la boca pequeña, reconocen que todo lo que han visto en la pantalla es verdad. Y es que Cesc Gay ha dado en el centro de la diana con Una pistola en cada mano, una película en la que habla de las relaciones de los hombres con sus propias emociones, de las cosas de las que los hombres hablan y de las que no hablan jamás. Con un reparto de lujo, la película es un conjunto de diferentes historias de dos actores, con la excepción del episodio final. Eduard Fernández y Leonarso Sbaraglia; Luis Tosar y Ricardo Darín; Javier Cámara y Clara Segura; Eduardo Noriega y Candela Peña; Alberto San Juan y Leonor Watling, y Cayetana Guillén Cuervo y Jordi Mollà dan vida a estos personajes, que, con sentido del humor y bastante ternura, repasan los miedos y la confusión masculina en este siglo XXI. “El orgullo debe quedar intacto”, “hay que guardar la compostura siempre”, “los hombres no tenemos ciertas debilidades”… son convicciones que se están quedando muy muy antiguas. Y justamente eso es lo que Ces Gay muestra en su nueva película, una comedia que, no se asusten los espectadores masculinos, huye por completo de la parodia, pero que, como dice la publicidad de la película, “entusiasmará a las mujeres”. Al fin y al cabo, a todo el mundo le produce satisfacción cuando le dan la razón.

LA GRAN ILUSIÓN.- ¿De dónde sale esta necesidad de hablar de la relación de los hombres con sus emociones?

CESC GAY.- Como siempre se juntaron varias cosas. Quería volver a la estructura coral, como en En la ciudad. Entonces había escrito cosas sobre personajes masculinos que tenían cierto humor, pero que descarté porque aquella era más seria. Ahí se quedaron y un día empecé a darles forma. El embrión fue la historia que protagonizan Eduard Fernández y Leonardo Sbaraglia.

LGI.- Después de ver la película, lo más asombroso es que esté escrita por dos hombres, ¿no han recibido ayuda de ninguna mujer?

CG.- No. La verdad es que tenía tan claro el tono que no me costó mucho. Antes de nada, eso sí, hablamos de unas cuantas cosas, de la estructura también, y luego me encerré y escribí.

LGI.- ¿Los personajes salen de usted mismo, de amigos… o son creaciones de arquetipos?

CG.- Bueno, yo bebo de todos lados. Observo cada mañana al camarero que me pone café y sin tener que hablar con él, le conozco un poco. También hay cosas de amigos y de mí mismo, sí hay cosas directamente de mí. Es como hacer una paella que, cuando has echado todo a la sartén, no sabes de dónde ha salido.

LGI.- Dice que los hombres de hoy están buscando una nueva identidad, ¿no será que muchos están defendiendo la que tienen?

CG.- Es una forma de describir lo mismo, defender una forma de ser. Eso del orgullo, de no perder la compostura… Por ejemplo, al personaje de Javier Cámara se le vapulea pero él sigue de pie, le dije que fuera como un boxeador que aguanta los golpes con dignidad, pero también con humor. Sí, en los hombres hay algo de no querer cambiar.
"En los hombres hay algo de no querer cambiar. Eso del orgullo, no perder la compostura..."

LGI.- Sin embargo, ¿ese cambio no es inevitable?

CG.- Completamente inevitable. Yo quería mostrar eso desde el humor, pero no un humor paródico, quería que hubiera lugar para la verdad y para la ternura, que no fuera una película paródica y que pudiera emocionar. A los actores les decía, quiero que cuando la gente salga del cine, si os ve por la calle, se acerque y os abrace.

LGI.- ¿Ha sentido que estuviera haciendo, aunque mínimamente, un ejercicio de impudicia?

CG.- Aunque hay muchas cosas de mí en los personajes, al llevarlo al humor me liberaba, me alejaba de ese pudor, lo hacía más fácil. Además, yo suelo hacer películas de cosas que nos pasan, no de ciencia-ficción.

LGI.- Asegura que ha hecho un retrato “sin compasión”, ¿no es para tanto, no?

CG.- No, aunque… Para conseguir humor hay que apretar un poquito.

LGI.- Si los hombres tuvieran una relación más sincera con sus emociones, ¿cambiarían las cosas para mejor?

CG.- Posiblemente los hombres viviríamos más tranquilos. Cuando voy al cine y mi chica llora de emoción, yo veo que llora feliz y, sin embargo, yo me reprimo, lo que es absurdo, pero es lo que hacemos.
"Si los hombres tuviéramos una relación mejor con nuestras emociones viviríamos más tranquilos"

LGI.- Y los actores, ¿cómo se tomaron el retrato que hace?

CG.- Para ellos fue un reto. Trabajamos cada historia por separado. Tenía una semana, preparaba una historia y luego la rodaba en dos días. Eso no es normal y ellos se lo tomaron como un reto. Eran como funambulistas en un alambre, sin mucho a lo que agarrarse. Se lo pasaron bien al aceptar el tono de la película.

LGI.- ¿No pensó que es manera de rodar podía ir en contra del tono homogéneo de la película?

CG.- Sí, pero rodar así, poco a poco, me dio una sensación de libertad grande. Es como poder trabajar con un músico que va grabando temas. Y no es el cansancio de un rodaje de semanas y semanas, podía preparar cada historia tranquilamente. Al final ha sido un rodaje de 17 días bastante artesanal. Por supuesto, estar atento a eso que dices era un reto.

LGI.- ¿Por qué solo contó a cada actor su historia?

CG.- Había pocos días para discutir demasiado las cosas, así que decidí que era mejor que no supieran nada de las historias de los otros. Y para que no me propusieran hacer otro personaje.

LGI.- ¿Ninguno le insistió?

CG.- Todos, todos se pusieron pesados y a todos les dije que no. Era mejor así.
"Con esta película la gente se lo va a pasar mejor que con otras mías. Ahora la gente tiene ganas de pasarlo bien"

LGI.- ¿Cómo espera que reaccione el público?

CG.-A lo mejor si va una pareja al cine, la película genera un diálogo o algo. Ojalá sirva para que se hable después de la película de algunos temas. Yo quiero que se vaya a ver con la mirada que se pone a la comedia. Que el público sepa que en esta película se lo va a pasar mejor que en otras mías. Ahora, tal y como están las cosas, la gente tiene más ganas que nunca de pasarlo bien.

LGI.- Una pistola en cada mano clausuró el Festival de Roma, ¿cómo fue la experiencia?

CG.- Muy bien. Funcionó bien la película en las ventas internacionales y pasó muy bien entre el público. El humor siempre encuentra su público. Dirección: Cesc Gay. Guion: Cesc Gay y Tomás Aragay. Producción: Marta Esteban. Fotografía: Andreu Rebés. Montaje: Frank Gutuiérrez. Música: Jordi Prats. Reparto: Ricardo Darín, Luis Tosar, Javier Cámara, Eduardo Noriega, Leonor Watling, Candela Peña, Cayetana Guillén Cuervo, Eduard Fernández, Leonardo Sbaraglia, Jordi Mollà, Alberto San Juan y Clara Segura. Distribuidora: Filmax. Estreno: 5 de diciembre. www.filmax.es

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