‘EL REPOSTERO DE BERLÍN’ / Premio Especial del Jurado en Karlovy Vary, la ópera prima de Ofir Raul Grazier participó en la sección Zulinary Zinema del Festival de San Sebastián. www.cinesrenoir.com

La propia realidad que vive el director y guionista Ofir Raul Grazier, un israelí afincado en Alemania, hijo de madre seglar y padre judío, es la que se refleja en su primer largometraje, El repostero de Berlín, historia de unos personajes afectados por la religión y por la política aunque ellos mismos ni se den cuenta de ello.

Protagonizada por Tim Kalkhof, un intérprete al que el director descubrió por Internet, y por la actriz Sarah Adler, la película cuenta el recorrido vital de un personaje en busca de respuestas para su propia vida. Él es Thomas, un repostero de Berlín que vive un romance con un hombre casado de Israel, al que ve en los viajes de negocios de éste.

“Mi padre es muy religioso pero mi madre no, así que crecí en medio de estas dos identidades y están muy presentes en mi vida hasta el día de hoy”

Cuando el amante muere en un accidente, Thomas decide viajar a Israel para encontrar esas respuestas. Allí se encuentra con Anat, la viuda, una mujer que regenta una pequeña cafetería kosher. Él empieza a trabajar para ella y en ese tiempo se verá involucrado en unas tradiciones religiosas inesperadas y en un nuevo vínculo con el que tampoco contaba.

El director Ofir Raul Grazier asegura que la idea de la película vino de una frustración personal respecto de un tema político y religioso. A partir de ahí comenzó a elaborar esta historia de personajes que viven en circunstancias anómalas: un alemán en Israel, un gay en un ambiente religioso…

“Siempre quise contar una historia sobre gente que no quiere que la definan por su identidad política, sexual o nacional”

“Fue para mí una historia muy personal sobre gente corriente en una realidad en la que el aspecto político no les afecta directamente en su día a día pero sí está presente y de alguna manera les acaba salpicando. Esto es algo que conozco por mi propia experiencia: mi padre es muy religioso pero mi madre no, así que crecí en medio de estas dos identidades y están muy presentes en mi vida hasta el día de hoy”.

“Esta realidad religiosa y política es algo esencial en la vida. Ser judío o secular en Jerusalén o ser alemán en Israel, ser gay o ser gay en una familia religiosa… siempre quise contar una historia sobre gente que no quiere que la definan por su identidad política, sexual o nacional. A esta gente le gustaría decir: ‘Me da igual esta identidad; soy quien soy. Quiero amar a alguien porque necesito estar cerca de esa persona y no porque sea homosexual o heterosexual’”.